Las ciudades no pueden entenderse a través de un único ámbito o cualidad, sino que dependen de multitud de factores como la economía, la geografía, la arquitectura, la sociología, la historia e incluso la política. Por lo general, todo lo que afecta al hombre, afecta a la ciudad. Multitud de personajes han defendido diferentes elementos de las ciudades a lo largo de la historia, como Ortega y Gasset que defiende la plaza como espacio principal de la ciudad.

Así, no podemos entender un único tipo de ciudad, o tratar de homogeneizar todas e igualarlas. Hay diversas definiciones de ciudad en función de la época y el lugar. Por ejemplo, las ciudades latinas, mediterráneas o griegas son ciudades muy exteriorizadas, proyectadas por y para el disfrute de la calle y el espacio público; estas culturas se han desarrollado con este pensamiento, además las condiciones climatológicas han favorecido este desarrollo. Sin embargo, las ciudades estadounidense se definen como ciudades interiorizadas; donde la cultura, nacida de un pensamiento capitalista donde el espacio público era un desperdicio de dinero, ha creado estas ciudades totalmente opuestas. También, surgen ciudades interiorizadas, como las nórdicas, debido al clima.

Todo esto, son únicamente algunos ejemplos de distintos tipos de ciudades, aunque podríamos seguir desarrollando las ciudades islámicas, las ciudades industriales, las asiáticas, etc. Cada cultura y lugar genera un tipo de ciudad, no se puede generalizar. Por eso, la labor del arquitecto consiste en identificar las cualidades de cada ciudad y potenciarlas, en vez de intentar crear un mundo de ciudades iguales.

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