Manuel de Solá-Morales, uno de los mejores urbanistas del último siglo, galardonado con el premio Jaime I de urbanismo en 2008. Su apellido se liga directamente a la arquitectura barcelonesa. Se le realiza una entrevista donde se le hacen una serie de preguntas sobre su visión sobre la arquitectura y urbanismo actual. De Solá ve con optimismo el desorden de las nuevas ciudades dándole un voto de confianza y criticando el urbanismo de las grandes figuras.

Hace una dura crítica hacia los arquitectos actuales, donde se niegan a hacer cualquier cambio en la ciudad y se limitan a crear sus propios trabajos, tal como cita: "todo es un desastre, pero a mí dame esas viviendas que las haré"; "esto de la ciudad es imposible, yo hago mi objeto y ya está". De Solá afirma que hay muchas más posibilidades de hacer una buena ciudad en la actualidad que hace 50 años. Nos limitamos a trabajar por nuestros propios intereses económicos y no ayudamos en intentar crear una ciudad mejor. Se remite en que no se pueden proyectar objetos que puedan estar en cualquier parte de la ciudad, sino que hay que proyectar con urbanidad, con sentido, ayudando a mejorar el funcionamiento de la ciudad. Cada vez más deseamos tener edificios emblemáticos que embellezcan estéticamente la ciudad y que hagan de ella una ciudad conocida, pero ahí es donde perdemos todo el sentido de urbanidad. Nos quedamos en lo elemental, en lo estético, en un objeto aislado. 

"Cada año deberíamos derribar el peor edificio de Madrid o Barcelona".

"La ciudad es una máquina cada vez más rica y diversa". 

Cuando el autor habla sobre la piel de las ciudades, se refiere a las sensaciones que nos trasmiten esos lugares, esos pasajes, esos edificios... El cómo entablecemos el contacto es lo que le lleva a darle mucha importancia a la materia. 

En mi opinión, me parece muy acertada la crítica que realiza el arquitecto hacía el urbanismo y la arquitectura moderna, donde nos movemos por intereses económicos y políticos, y olvidamos la verdadera esencia del urbanismo en la ciudad o de la arquitectura en sí. Cientos de edificios singulares que solo buscan sorprender al espectador y dotar de más valor turístico esa ciudad. Idea que deberíamos erradicar.

Fotografía: http://www.ub.edu/geocrit/b3w-976/b3w-976-1_archivos/image002.jpg