Según expresa el autor al inicio del texto la ciudad puede definirse de todas las formas que se quiera, pues tiene múltiples interpretaciones que ya se hicieron en épocas clásicas, pero lo que siempre tiene que tener en común esa definición, que la ciudad la vive, la disfruta y tiene que estar diseñada por y para las personas.

Hay múltiples tipos de ciudades en todo el mundo, unas más sociales que otras, pero estamos llegando a un punto de monotonía en el que las ciudades no se basan más que en realizar trazados reticulares, ocupando el terreno casi al máximo, eliminando progresivamente esas zonas de desahogo, zonas de conexiones con un interés especial, por eso se dice que las ciudades antiguas eran más ciudades que las ciudades modernas, porque estas sí que tenían esos espacios públicos interesantes donde, como en el documental comentado The Human Scale, la ciudad hace que se experimenten emociones y sensaciones a los ciudadanos conforme van viviendo esa ciudad.

La conciencia humana concibe la ciudad como una ayuda para la vida y nada más, como una herramienta que no tiene mayor importancia en sus vidas, pero es la ciudad la que condiciona a los humanos, la que pone los límites de relaciones y la que domina la mayoría de nuestros actos. Si una ciudad no tiene parques ni espacios públicos, los ciudadanos no podrán experimentar lo que es la vida social, por lo tanto sus vidas se establecerán en, ir al trabajo o a la escuela y la casa.

Por eso, como conclusión, los urbanistas y arquitectos modernos, deben crear ciudad y urbanismo para las personas, para que existan esos puntos de encuentro e interacciones con otros individuos y que no se trate de una ciudad fantasma en sus calles y una ciudad explotada de puertas hacia adentro, porque si no se fomenta la vida social, la sociedad en general se convertirá en ermitaña, donde las relaciones sociales no tendrán cabida y donde solo importará lo propio y personal.

Imagen obtenida de la página web http://www.arquls.cl/