Amaurota es una ciudad del siglo XVI en la cual todo funciona de la manera en la que se pensó, la gente es feliz y el funcionamiento de los usos es perfecto. Una ciudad terminada sin plan de crecimiento porque no tiene por qué crecer mientras no crezca la población. Es tan perfecta la ciudad utópica de la que se habla que es irreal. En el texto lo que Tomás Moro nos deja entrever es que la ciudad utópica no existe, que las ciudades reales tienen sus problemas que van mejorando poco a poco mientras surgen otros y se van resolviendo nuevamente mientras crece y transcurre el tiempo.

La ciudad utópica no es una ciudad generalizada traducible a todos los tipos de medios y culturas, ya que si no se perdería la identidad de dicha ciudad y por tanto la identidad del individuo. La utopía se inventó para mejorar paso a paso, es la resolución de un problema por resolver mientras se crean nuevos para satisfacer las necesidades de la ciudadanía. El día que creamos haberla alcanzado habremos perdido la ambición.

Fuente de portada.libertario.es