Lynch nos presenta la gran dificultad de la planificación y establece que todo está planificado lo parezca o no, por lo que lo decisivo es el grado de dicha planificación. En mi opinión el límie se establece cuando una planificación destinada a seres humanos se deshumaniza al buscar la perfección y el orden de forma artificial, pues n la naturaleza todo nos parece bello precisamente por su “forma natural”.

De la misma forma, cuando trabajamos con un edificio, aunque éste en sí sea un fragmento mínimo de la ciudad, su creación conlleva mucho más del espacio ocupado, es primordial su situación, su relación con el resto de la ciudad.

Antiguamente se pensaba que el medio ambiente físico determinaba el carácter de la vida, y ahora hemos pasado a pensar que no tiene consecuencia alguna sobre ella, y eso que con el avance de la tecnología la organización del suelo se hace más importante para la calidad de la vida.

No podemos permitir que actualmente en la práctica el emplazamiento sea a porteriori, de forma mecánica, un esfuerzo a última hora para incluir un edificio ya diseñado previamente en cualquier lugar disponible.

Los propósitos del plan no pueden establecerse hasta que no se conocen las limitaciones del terreno, siendo los usuarios quienes establezcan estos propósitos, pero en realidad, los objetivos establecidos son el coste y la capacidad, lo que nos da como resultado que mucho de los fines importantes no son atendidos.

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