Proyecto: Urban Games 2015
Tema: Urban Game 4. Usos. La ciudad que sueñan los niños y las niñas I
Coordinadores:
abarca
dacama
El colegio en el que hemos llevado a cabo (Johannes, Justus y Alejandro) el proyecto, es el C.P. Sierra Elvira.
Nuestro primer acercamiento a este colegio fue presencialmente, un martes a las 11 de la mañana, aunque al haber que concertar una cita previa con el director para empezar a hablar, la cuál fue concretada para tres días más tarde, sirvió para justamente eso, 10 minutos. No obstante, si estuvimos otros tantos conversando con la conserje, la cuál se mostró muy simpática, receptiva y abierta, facilitándonos información de primera mano, la cuál no es visible a simple vista, así como datos sobre el número de estudiantes del colegio, el día a día de ellos en la escuela y la movilidad de éstos. Los datos, sin ser exactos, ya nos hicieron imaginar, a primer plano, lo que se podría ver un lunes a las 9 de la mañana en la puerta de ése colegio, el cuál solo es accesible por una carretera de un único sentido y de… ¡¡un carril!!
También cabe agradecer, como así hicimos, la colaboración de la presidenta de la AMPA, la cuál nos facilitó algunos datos y nos mostró su alegría y total conformidad con la participación de los alumnos en éste trabajo para la ¡¡Universidad!!, nos hacía sentir orgullosos (y ella más de saber que “sus niños” nos iban a ser de vital importancia en el asunto). Una persona fantástica, hablando en serio.
Y así nos personamos tres días más tarde, a las 8:30 de la mañana en el colegio. Aunque la cita estaba dispuesta a las 10:00, nos personamos antes para llevar a cabo la tarea del contador, y las encuestas a los padres… , vamos, que había tarea por delante… Y bueno, la primera impresión, al entrar por la calle del colegio, a la que se accede por una rotonda, es un poco caótica. Ya estábamos avisados por la conserje, la cuál nos informó de que casi todos los alumnos procedían de pueblos y que éstos venían al colegio siempre acompañados de sus padres en sus vehículos (transporte privado) y otros tantos venían en dos autobuses los cuales ofrecía el colegio. Y así era, cientos de alumnos disponiéndose a entrar por medio de cientos de coches por una calle, la cuál sólo tenía una dirección y sentido único. Y por si fuera poco con esto, la rotonda justo a la entrada de dicha calle colindando con otra calle, la cuál llega de anexar los pueblos de la Vega de Granada con el centro de la ciudad, el desmadre estaba asegurado. No obstante, ignorando dichos problemas de tráfico, cogimos papel y lápiz y llevamos a cabo la acción de contar durante media hora, la media hora más caótica de la mañana, en la cuál nos llamó mucho la atención que varias personas se nos acercaran a preguntar la identidad de los presentes y el motivo de nuestra presencia en su lugar con un tímido y a la vez cuioso: “Perdona, ¿qué hacéis?” y que a la vez venía seguida de la pregunta reina de la mañana: ¿Nos vais a hacer un carril bici? Ello ya nos hacia augurar lo que verdaderamente fue un preludio del verdadero problema en los alrededores del colegio: los medios de transporte pueden funcionar mejor (en el caso del carril bici, podría sólo funcionar, porque directamente no existía) Y bueno, acabada la primera tarea la cuál continuaríamos posteriormente a la llegada de los progenitores en su encuentro con sus retoños, nos dispusimos a nuestro encuentro con el director.
Eran las 10 de la mañana, un día radiante, sol y buena temperatura. En el interior del despacho el clima se presentaba algo diferente. A pesar de nuestra buena presentación y presencia, el principio de ésta relación: UGR-CP Sierra Elvira no fue el deseado. El director del colegio no estaba conforme en que mantuviéramos unos instantes de relación directa con sus alumnos, espera…, no estaba conforme directamente con la ¡¡¡intromisión de personas ajenas de la escuela al interior!!!
Sí, habíamos expuesto perfectamente nuestra identidad, mostrado una carta de presentación del proyecto, el consentimiento de los profesores de la Universidad de Granada y un pre-aviso de que nunca haríamos nada sin la autorización expresa de él, el director.
No obstante, él nos advirtió de que aún no mostrándose en contra de colaborar junto a la Universidad de su ciudad, habría tenido alguna vez una situación desagradable con algún “padre protector” o “ángel de la paz”, los cuáles él acusaba de estar demasiado integrados en la vida del colegio. Nosotros, mostrando una serena compresión y haciendo uso de nuestras buenas palabras y buenas formas, continúamos compartiendo palabras y más palabras. La situación se ponía difícil pero teníamos que salir de aquel despacho con algo. Tanta palabra cogió forma y finalmente conseguimos llegar a un acuerdo: las encuestas a los niños se llevarían a cabo pero nosotros no estaríamos presentes. Es más el acuerdo pasó también por la anulación de una “abusiva claúsula” la cuál nos informaba de la calle y número de hogar del alumno. Es cierto, no tenemos madera de negociadores, sin embargo, aceptamos términos y condiciones de uso y desfilamos fuera del colegio a la espera de la posterior llamada del director para volver a recoger las encuestas. No sin antes tener una afable despedida con esa personalidad, nos habló de su familia, en concreto de sus universitarias hijas, de viajar, de las relaciones internacionales, de la calidad de su colegio, del buen nombre que se han hecho la cuadrilla de baloncestistas en el mundillo colegial de la provincia, de la calidad de su colegio y de la calidad de su colegio. Nos habló incluso de ¡¡¡arquitectura!!!. Enserio, expresamos un agradecimiento real al director el cuál acabó abriéndose como almeja en aceite hirviendo. MUY SIMPÁTICO.
Días más tarde nos llamó para recoger las encuestas, las cuáles fueron realizadas por el profesor de Educación física, puesto que en la encuesta se trataba mucho el tema del deporte, según el director. Sin saber muy bien si habría dado nuestras encuestas o en su lugar hubiera presentado las de algún diario tipo “Marca” o “As”, nos dispusimos a recogerlas y si, se trataban de las nuestras… Nos llevamos una grata sorpresa al comprobar que la famosa “cláusula abusiva” no había sido eliminada y había sido bien aceptada finalmente. Y bueno, sin hacer mucho ruido (los encuestadores nunca han existido antes para los padres) nos dispusimos a abandonar el centro no sin antes expresar un repetitivo agradecimiento, no sólo a el director sino también a la simpatiquísima conserje que nos hizo compañía en esos momentos de espera y deseamos y prometimos volver a visitarles.
Un experiencia única, que duda cabe.
Imagen procedente de: http://blog.cablevision.net.mx/wp-content/uploads/2013/09/simpson.jpg
Muy correcta la descripción de todo el proceso del trabajo, únicamente se echa en falta una 'evaluación' vuestra de los resultados de la encuesta. Si estre trabajo es colectivo, deberías incorporar a tus compañeros como autores.
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