Ascher nos cuenta a modo de decálogo lo que para él define el neourbanismo llamándolo reflexivo, precavido, participativo, flexible, heterogéneo…

Así expresa su modo de ver el neourbanismo: busca un urbanismo que permita el avance, insiste en que el análisis no es una cosa previa, sino algo constante en el proyecto; afirma la sostenibilidad como nuevo dogma; es partícipe de la idea de un urbanismo formado por toda clase de ideas, haciendo así que sea adaptable a la sociedad, y no al contrario; de esta manera además, asegura la ruptura con un modelo monótono.

Como resultado nos encontramos ante un urbanismo emocionante capaz de transmitir al habitante.