Se inicia desde el centro de la Plaza Nueva y termina con el Paseo de los Tristes. El camino discurre paralelo al río Darro. El río, que separa pero no se convierte en parte de la unión. Existe una relación entre dos realidades muy diferentes. Por un lado, están las casas blancas del barrio del Albayzín y Sacromonte la parte inferior. Por otro lado, todo el mundo barroco y renacentista. En este escenario, las torres de la Alhambra, que parecen controlar la cima de la colina de la ciudad. Por el camino, dejamos atrás la realidad caótica de la ciudad para participar de una manera más íntima. La visión de una escena tan inmensa despierta al espectador como una unidad hacia el infinito y el deseo de entregarse por completo en ella.