El interés actual por encontrar una intervención y abordarla con una solución rápida, nos ciega, sin ni si quiera pararnos a pensar la forma o geometría que aportará a la ciudad.  En el texto Rosa nos habla del urbanismo que se venía haciendo anteriormente, y es cierto lo que afirma, pues un buen método es fijarse en los aspectos positivos y negativos que se creaban, de este modo no volver a cometerlos, aunque teniendo siempre en el punto de mira, que la sociedad evoluciona y cambia con el paso del tiempo, transformando a su vez las formas de vida.

La ciudad esta estructurada por ejes que proporcionan vida, flujos, ensanches, coches… Los ejes ayudan al ciudadano a dominar el territorio, a llegar a uniones en ellas que se crean gracias a estas formas geométricas. Rompiendo también estos ejes con lo formal, pero a su vez buscando lo contrario a lo rural,  lo irregular.

Ejes con poder que solucionan, dividen terrenos, claro ejemplo de que dividen lo urbano de lo agrícola.

Remontándonos a tiempos pasados ya se veía la presencia de estos ejes, denominándolos con el nombre de Cardo y Decumanus, los encontrábamos en la ciudad romana, y a parte de dividir espacios y solucionar, gracias a estas dos líneas nacía la ciudad y se empezaba a desarrollar a partir de ellos, formando la mayoría de las veces el centro de la ciudad en la intersección de ambos.

Para conseguir organización en la ciudad, aspecto considerado por el urbanismo, debemos partir de líneas, geometrías, EJES, que se ensanchen, estrechen, que vayan tomando su forma para ir formando el tejido y las trazas urbanas. Y de estos ejes irán naciendo líneas, calles en sí, secundarias que ayudaran a comprender mejor la ciudad.

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