De este artículo de Gómez Ordoñez en el que disecciona la palabra trazar y todo lo que ella lleva implícito me gusta especialmente el apartado de la geometría de los trazados. En general cuando hablamos de urbanismo tendemos a imaginarnos grandes ciudades con manzanas más o menos organizadas. Sin embargo aquí aparece la idea de la traza recta que me traslada inevitablemente a las poblaciones que nacen en la periferia de las ciudades en Camboya.  Estas son sencillamente una hilera de casas que surgen a cada lado de un camino. Su fachada principal queda orientada hacia este y en su parte trasera se haya huertos y animales, todo lo que necesitan para vivir. Puedo empezar diciendo que, bajo mi punto de vista, la belleza de estos lugares reside en su nacimiento de forma natural basado en la necesidad. La riqueza de esta espontaneidad se basa en la ausencia de lo superfluo, todos aquellos elementos que añadimos a las ciudades pensando que pueden quedar más bonitas y que finalmente acaban resultando elementos o espacios sin uso allí no tienen cabida, literalmente no hay espacio material para ellos. Sin embargo el hecho de que surjan de forma natural no es en este caso sinónimo de desorden o falta de relaciones ya que quedan organizadas entorno a un único eje recto. Claro está que, tal y como muy bien precisa el texto, la escala en el trazado es algo fundamental, por lo que creo que esta idea de ciudad lineal solo tiene cabida en escalas muy reducidas y controladas.