Sobre 'Los ejes en el proyecto de la ciudad', de Rosa Barbas:

No cabe duda de que un eje bien planificado puede ayudar a enmendar el caos de un barrio viejo. No hay más que ver el antes y el después que supuso la calle Ángel Ganivet en el barrio de San Matías aquí en Granada. Sin embargo, los ejes tienen una característica que en el texto se ensalza pero que yo personalmente considero cuestionable: La imposición sobre el entorno.

Es cierto que en ciertos proyectos el eje puede servir para unir dos hitos, el punto de menor y mayor cota de una ciudad, etc y con ello conseguir un cierto diálogo con la naturaleza propia de la ciudad y el entorno, pero la experiencia nos ha enseñado que la gran mayoría de los ejes planificados no logran este objetivo. El eje, como se dice en el texto, consigue imponer su ley sobre el terreno, diferenciar como nada lo natural de lo artificial, y por tanto un eje mal planificado se convierte en algo monótono y predecible, que destruye las relaciones que se puedan tener con el lugar. De nuevo aparece en el texto el tema de la similitud de los nuevos barrios de las ciudades de todo el mundo, y creo que puede tener algo que ver con el hecho de que estén compuestas a través de ejes totalmente desvinculados del entorno, lo que acaba con la particularidad de cada una.

Ahora bien, la posición de los ejes como un compromiso entre forma y estructura hace que sean el medio por el que se articulan las ciudades modernas. No se puede ignorar el hecho de que en la sociedad actual, basada en el desplazamiento, los ejes se han convertido en elementos clave para estructurar la ciudad. Ejes que unen barrios, zonas, lugares concretos... Me parece muy interesante la reflexión que se hace al final de el eje como creador de centros y elemento específico de nuestra manera de vivir. Únicamente de esta afirmación ya se pueden sacar dos debates: ¿Qué convierte a los ejes en algo capaz de crear una condición de centro en un determinado lugar de la ciudad? ¿Son los ejes realmente algo intrínseco a la forma de habitar del ser humano?

Respecto a la primera cuestión, vuelvo sobre la sociedad actual y el desplazamiento. Es un tema que se trata muy de pasada en el texto pero que creo fundamental en la importancia de los ejes en la ciudad moderna: Su condición de arterias que facilitan la circulación en la ciudad. Porque si lo pensamos, ¿Dónde está el centro o los centros de Granada sino en los lugares donde se encuentran los grandes ejes? Los ejes no crean centros en sí mismos, es la gente que transita por estos ejes la que les da la condición de centros.

Respecto a la segunda,  hubo un tiempo en el que la forma de pensar las ciudades no era a través de ejes. Las ciudades medievales tenían trazados irregulares pero también funcionaban, por el hecho de que la sociedad de aquel momento no precisaba de grandes desplazamientos que requirieran grandes ejes. Por tanto, creo que decir que hay una forma de planificar intrínseca del ser humano, en este caso a través de ejes, es algo equivocado, ya que el ser humano es dinámico y su forma de pensar las ciudades cambia con el conjunto de la sociedad.

Sobre 'El imposible proyecto del espacio público', de Manuel de Solà-Morales:

Creo que este texto pone de manifiesto la dificultad de modificar el espacio publico, llegando los problemas incluso hasta la propia definición de 'espacio público'. ¿Puede una escuela ser espacio público en tanto que de ella hace un uso el conjunto de la sociedad? Me parece una idea interesante, aunque personalmente identifico más el espacio público como una parte de la ciudad dedicada al ocio, a la estancia, al esparcimiento. Respecto me viene también a la mente la relación del espacio público con el ámbito privado, algo que también se menciona en el texto. No creo que se pueda entender como espacio público el ámbito privado de, por ejemplo, el patio interior de un edificio. Este ambiente presenta en la mayoría de las ocasiones limitaciones de acceso a los residentes, algo que acaba con la libertad del espacio público. Ya no puede haber relaciones de permeabilidad con el exterior, de relaciones entre extraños, sólo conversaciones entre vecinos que bajan a sacar la basura. La simple limitación del espacio público a un colectivo de personas afectaría a su condición de espacio público.

Lo que me lleva al siguiente punto que me ha llamado la atención en el texto: La contraposición que se hace sobre la visión formal del espacio público que a día de hoy está generalizada y la verdadera esencia de este tipo de espacios, que radicaría más en una cuestión material y urbana. Según esta visión, el patio interior de una manzana de viviendas ya no podría ser considerado espacio público en tanto que pierde su carácter urbano al estar segregado del resto de la ciudad. Aún sin estar segregado, un espacio puede perder su interés como espacio público por el simple hecho de que la planificación no se ha hecho en base a la relación con el resto de la urbe sino en función de un perímetro cerrado, un solar en el que al arquitecto se le ha instado a intervenir.

No puedo estar más de acuerdo con el texto en este sentido. En la cualificación del espacio público no intervienen únicamente el mobiliario y las formas; es la propia gente la que cualifica el espacio. El perfil de gente que lo visita, de donde vienen, el tiempo que pasan en él... Todas estas son cuestiones para las que hay que tener en cuenta los recorridos y la relación con la urbe. Un espacio público, en definitiva, no puede planificarse de ningún modo al margen de su contexto urbano, pues es al fin y al cabo, como se menciona sobre el final del artículo, un 'trozo de ciudad'.