En el texto, el arquitecto Rem Koolhaas afirma la desaparición del urbanismo y hace una crítica a los arquitectos del Movimiento Moderno que, con sus ideas utópicas, colaboraron en la destrucción del papel del urbanista. Ante una sociedad que experimentó un auge demográfico desmesurado y descontrolado, ellos proponían transformar calidad en cantidad mediante la abstracción y formas utópicas de urbanizar, lo que llevó al fracaso.

La desaparición inminente del papel del urbanista lleva a Koolhaas a pensar en una nueva manera de urbanizar en un mundo en el que la arquitectura no busca relacionarse con la ciudad ni la conexión de la misma, sino excluirla, imponerse a ella, ganarle territorio y, sobre todo, protagonismo. La solución propuesta es un “nuevo urbanismo” que no siga ocupando territorio con “nuevos objetos”, sino que se ocupe de encontrar aquellos potenciales de la ciudad y modificarlos. Se trataría pues de analizar el territorio aceptando lo que ya existe y transformándolo.

Esta crisis del urbanismo se ha extendido y agudizado hasta nuestros tiempos, en los que deberíamos reflexionar sobre esta nueva manera de urbanizar de Koolhaas, modificar elementos potenciales ya existentes en la ciudad y favorecer las relaciones entre las personas dentro de la misma, no creando nuevos edificios, parques, etc. a las afueras que finalmente no son utilizados. Se trata pues de crear espacios de relación quizás más pequeños pero integrados en los corazones de la ciudad.