En algunos delos textos leídos anteriormente he encontrado cierto grado de pesimismo en cuanto a que el urbanismo ha desaparecido, pero creo que en la mayoría de ellos no ofrecían soluciones concretas y llevadas a cabo. En estos dos, sin embargo, se apuesta por el optimismo, no todo está perdido, aún queda gente que se ha dado cuenta de que las ciudades, tal y como son tratadas hoy en día, llevan al caos y a la “des-urbanidad” apartando al peatón de la calle para dar paso al tráfico rodado. En este sentido me ha alegrado conocer nuevas vías y nuevas maneras de tratar el espacio urbano creando el verdadero “espacio público”, el que favorece las relaciones de las personas en la calle.

Ambas propuestas me agradan pero he de decir que las veo, en cierta medida, contradictorias. Por un lado, la conferencia de calles compartidas apuesta por una convivencia algo “ideal” de vehículos y personas, sin restricciones y apenas señales. Mientras que la propuesta de supermanzanas reconoce el cierto miedo que produce en niños y personas de todas las edades el tener coches cerca mientras se camina o se intenta jugar al aire libre, en la calle. Es por esto que me siento más a favor de la segunda opción, ya que, aunque la primera también es buena, la veo como una respuesta mucho más inmediata.

La propuesta de calles compartidas tiene el beneficio de que deberíamos cambiar todos nuestra forma de actuar, y nos hace más responsables por lo que se reduce la velocidad y atendemos a lo que pasa a nuestro alrededor.  Todo esto me parece bien, pero no puedo evitar pensar en el posible caos que podría establecerse en una calle amplia donde tuvieran que “ponerse de acuerdo” niños jugando, coches, bicicletas, peatones…etc. Esto me recuerda a Roma, una ciudad en la que esto existe pero los coches y motocicletas crean un caos en la ciudad que produce cierto temor al andar por las calles. Otra de los ejemplos que fueron propuestos de manera parecida a la calle compartida fue Ganivet, donde finalmente se pusieron pasos de peatones porque no se obtenían los resultados esperados y no se respetaban vehículos y caminantes. Por ello no sé si podría llegar a realizarse con total libertad, aunque estudiándolo, concienciando a la gente y poniendo algunas restricciones creo que podría ser una buena manera, aunque llevaría más tiempo que la segunda propuesta, de reducir el uso de vehículos y la contaminación e inundar así las calles de vida.

La propuesta de las supermanzanas, sin embargo y como he dicho antes, la veo como una solución más inmediata y eficaz. Algo que podemos llevar a cabo con mínimo coste y que no es muy difícil de realizar. Además admiro la capacidad del ayuntamiento de Barcelona de ser conscientes de los problemas de urbanidad de las ciudades y proponer soluciones. Así pues, creo que todas las ciudades podrían y deberían tomar esta propuesta como ejemplo y proponer muchas otras.