Entender que la riqueza de las ciudades en la actualidad reside en su diversidad y la importancia de la materialidad en el urbanismo son dos de los temas tratados en “Me interesa la piel de las ciudades”.

Solá de Morales establece que frente al orden que tenían antiguamente las ciudades en la actualidad es el desorden lo que las caracteriza. Sin embargo esto lejos de ser algo negativo es lo que las hace bellas. Que una ciudad crezca de acuerdo a las necesidades, que sea capaz de evolucionar, de adaptarse la convertirá en una ciudad viva. Cuanta mayor diversidad haya en una ciudad más viva estará. Esta idea es de vital importancia en relación a la actual crisis de fronteras que vivimos en Europa con los refugiados o que quizás pronto vivirá EEUU. Quizás al cerrar las fronteras estemos limitando la diversidad de nuestras ciudades y por consiguiente todas las posibilidades que están pueden llegar a ofrecer. Y limitando y cerrándole puertas a nuestras ciudades nos las cerramos a todos los ciudadanos que vivimos en ellas.

También destaca la idea de que la ciudad es materia. Que solo cuidando los pequeños detalles de ésta se hará un urbanismo cercano a la gente. Prestar atención a las pequeñas cosas como las aceras, mobiliario urbano, vegetación, pavimentos… y a nivel arquitectónico a la relación de los edificios con su entorno de manera que no resulten agresivos resultará en una ciudad hecha a escala para los humanos. Cuando Solá de Morales dice que la ciudad es materia está abriendo el campo en el que en los últimos años se encierra la arquitectura. Me refiero al campo de la imagen, donde nada importa más que prestar atención a lo vistoso de la obra, ni si quiera a lo visual, quedando por supuesto totalmente olvidados otros sentidos como el tacto. Y es que la arquitectura y el urbanismo no son más que las sensaciones que percibimos cuando paseamos o entramos en un edificio. Que la mayoría de los ciudadanos en su día a día no les va a importar tanto la forma como las sensaciones inconscientes que les pueda transmitir la calidez de un material, el ruido de una calle, una cuesta, pasear por un pavimento cómodo, bajo la sombra de unos árboles…