Alexander comienza el artículo haciendo una distinción entre dos tipos de ciudades. Las ciudades naturales que surgen de manera espontánea y las artificiales.

Con el título “La ciudad no es un árbol” se refiere a que tendemos a organizar la ciudad como si de un árbol se tratase creando sistemas de “ramas” no relacionados entre sí.

La clave estaría en una superposición/combinación de todos los elementos que participan en una ciudad haciendo que esta sea vida y no que ciudad y vida estén separadas como pasa en la ciudades artificiales donde hay pocos espacios en los cuales la vida espontánea tenga lugar, donde las personas como de manera mecánica tienen una rutina diaria: casa-transporte-trabajo-transporte-casa, sin disfrutar de la ciudad.

Esta claro que hay muchas ciudades que no están planificadas para el disfrute, sino exclusivamente para el funcionamiento y esto, es contra lo que hay que luchar.

Algo que me parece muy interesante es el debate que abre Alexander sobre si es adecuado separar el trabajo de la vivienda, es decir, zonificar la ciudad que es lo que hace una ciudad-árbol. En mi opinión, lo que logras con esto es esa rutina mecánica que he mencionado antes. Al tener la vivienda cerca del trabajo consigues reducir el uso del transporte y tener más tiempo para desarrollar actividades de ocio en la ciudad- superposición que favorece la espontaneidad y crea espacios agradables.

Las ciudades en árbol se producen debido a la limitación de la mente, son más sencillas. La ciudad en semirretículo es mucho más compleja concebirla y que a su vez tenga una lógica y funcione, no nos viene a la cabeza de una sola vez. Lo que nos viene de manera innata es más rígido y mucho menos amable.

Fuente imagen: https://www.guioteca.com/arquitectura-y-ciudad/arquitectos-franceses-y-japoneses-desarrollan-particular-%E2%80%9Cedificio-arbol%E2%80%9D/