El esquema de la semirretícula que propone el autor me parece la forma más acertada de llevar la naturaleza humana a la ciudad. El humano como ser multidisciplinar, en el que las inquietudes nacen y se desarrollan en distintos lugares, en el que las relaciones se establecen aleatoriamente a lo largo de la vida y unas se desarrollan más que otras. Entiendo que lo que en el texto nos quiere transmitir el autor es que  la ciudad debe responder a la misma estructura, pues es esta el soporte para la vida del hombre moderno.

Sin embargo, crear una estructura de organización en la que las superposiciones de usos o acontecimientos se produzcan es algo realmente complicado. Esto es así porque estas superposiciones a menudo no son predecibles. Por ejemplo, pongamos  que hay una zona de Universidad dedicada a estudios económicos y se quiere superponer a este uso una galería de exposiciones. En un principio podría parecer ilógico, pues los estudiantes de economía se interesan poco por el arte (tópicos aparte), pero esto es falso, pues no se puede predecir en qué momento un estudiante de economía se puede interesar por el arte durante su etapa formativa, o si por el contrario a en la puerta de esa galería conoce a alguien que acaba siendo su amigo. Es decir, las vivencias humanas son espontáneas.

Es cierto que todos tenemos una forma de vida esencialmente predecible (dormimos, comemos, estudiamos, trabajamos, nos relacionamos...) pero diseñar la ciudad en función a la superposición de las actividades cotidianas vuelve a ser concebir la ciudad como un árbol, pero con relaciones más complicadas.

Sin embargo, creo que la solución al problema podría estar en el diseño de una ciudad con el esquema del árbol pero dejando ciertos espacios en blanco dentro de esa estructura para que sea la propia vida de la ciudad quien los rellene con actividades o usos que superpongan los del esquema inicial. O por el contrario establecer un esquema de árbol que propicie ese tipo de superposiciones, que no se cierre a la semirretícula, que sea el gérmen para que se produzcan en un futuro.