Hay una conexión entre este texto y el de De Solà-Morales en cuanto al concepto de urbanidad material como generador de identidad de las ciudades, aquí lo llama subconjunto de la ciudad, unidades que conforman diferentes momentos que definen el carácter de la ciudad.

Si nuestras ciudades están diseñadas para que funcionemos como máquinas, no debería sorprendernos que nos estemos convirtiendo en ellas. Si las ciudades tienen una forma jerarquizada, que separa por clases, culturas o por funciones, obtenemos como resultado eso, una sociedad clasista, con grupos aislados, independientes entre ellos, estamos invitando a que cuando estos grupos entren en relación se generen conflictos derivados de no convivir entre ellos, de no comprender como funciona un grupo social diferente.

Cada vez se va diluyendo mas la vida comunitaria, la vida social, quizá falten espacios públicos para que se desarrollen estos momentos comunes, pero, ¿haciendo mas espacios publicos solucionamos el problema estructural de la ciudad? Yo creo que no, quizá sea más interesante mezclar actividades, acortar espacios, integrar todo de forma cuidadosa, en definitiva, generar tiempo. Porque quizá, el problema sea que no tenemos tiempo, la naturaleza humana por definición es espontanea, y cuando puede disponer de un poco de tiempo, lo aprovecha para socializar. Si conseguimos optimizar los tiempos del día a día, la condición cívica del ser humano hará el resto.

Me interesa la cadena de acontecimientos que se pierden por la disociación de actividades dentro de la ciudad, la separación social o por clases, esto genera conflictos, y ninguna forma de solucionarlos, se crea un efecto mariposa negativo. Sin embargo, si esta disociación, se convierte en asociación, si la separación se convierte en unión, se generaran conflictos, pero también se proporcionan mecanismos lógicos para solucionarlos, porque cada parte diferente sabe como funcionan las demás, por tanto tiene argumentos para encontrar una solución.