“¿Cómo sería el espacio si estuviera diseñado para las personas?”

Así, se trata en este documental un tema muy influyente en el urbanismo durante los últimos años. Cuando pensamos en una ciudad, ¿cómo la imaginamos? Seguramente, a todos se nos viene a la cabeza una ciudad tipo, con calles por donde circulan vehículos con pequeñas aceras para las personas, las cuales pueden admirar multitud de escaparates en su recorrido. ¿Realmente este diseño fue concebido para la sociedad? ¿Invita a la interacción, la inclusión y la intimidad? ¿O más bien para crear desplazamientos rápidos y directos entre distintos puntos de la ciudad?

Las personas crean las ciudades y después estas ciudades mal planificadas cambian la vida de las personas, condicionándola, modelándola y transformándola. Tras el movimiento moderno, cada día millones de personas que viven en el campo emigran a las ciudades desapareciendo así los estilos de vida tradicionales como está ocurriendo en China.

Jan Gehl plantea su estudio sobre las ciudades italianas y el por qué de que a todo el mundo le parezcan tan agradables. La mayoría de las grandes ciudades están planificadas para los coches y su escala: grandes avenidas con numerosos carriles, mucho espacio invertido en plazas de aparcamiento, autovías, puentes...Pero esto no ocurre en Italia, donde las ciudades se amoldan a las personas y su escala creando calles más estrechas donde la gente interacciones más, porque la vida no se planea sino que surge de manera orgánica.

Las ciudades se conocen paseando, sintiendo a su gente, sus olores, el tacto de las cosas, una calle estrecha y una transitada plaza donde la gente se sienta a hablar. Cosas que desde un coche en una abarrotada avenida no se puede apreciar.