Plantea su utopía, donde comienza definiendo desde la forma del territorio hasta cómo se configura la ciudad en sí, además del funcionamiento de todo el mundo, en el sentido de su jornada laboral, cómo se turnan.. Incluso el modo de acceder a la isla y su pasado. Es por ello que es una utopía.
Describe su mundo ideal, pero en cierto sentido, aunque al principio todo resulte muy maravilloso, que no hay que pagar por los muebles, sino que los tienes por derecho; en sí resulta un poco agobiante. Todo está predefinido. Al leerlo y ver cómo se turnan en el trabajo agrícula, me ha dado la sensación de que es como si se naciera con una finalidad ya marcada; que no elijes por tí mismo. Me ha recordado a la época mediaval donde si nacias en el seno de una familia panadera, debías dedicarte a ello, por poner un ejemplo. Quizás no sea así y quede reflejado de otra manera en los fragmentos de texto que faltan pertenecientes al libro, pero es lo que a mi me ha trasnmitido.
Por otro lado cabe hablar de cómo se configuran las ciudades. Todas son "¡Tan parecidas entre sí!", que pierden la identidad. Como él mismo dice, describe Amaurota porque es donde se encuentra la sede del Senado, porque por lo demás, son todas prácticamente iguales... Todas las casa se definen de igual manera, siempre se mantienen las mismas distancias entre fachada y fachada, siempre un patio trasero, siempre dos puertas, principal y trasera, siempre puertas de dos hojas... Mismos acabados de techos planos y yeso en el interior...
¿Qué tienen de especial? ¿Dónde reside la magia característica de cada lugar? O aunque ya no sea magia; las sensaciones que te trasmite cada lugar. Esa sensación de callejear sin saber bien a donde se va, el desorden y lo inesperado.
Puede que de esta forma sea posible el alcanzar un orden, pero ¿de verdad compensa? Yo creo que no.