El autor comenta como los lugares que parecen haber nacido de forma espontánea, orgánica son más bellos que los que se están planificando actualmente, puesto que son planeados sin pensar en el entorno, en el lugar, y si se llega a pensar, se hace de manera apresurada para incluir un edificio ya diseñado, debido a esto, se convierte en algo monótono que podría ser utilizado para cualquier otro ambiente. Por eso el lugar es algo muy importante tiene que verse a la vez que se plantea el proyecto, el lugar produce un impacto psicológico y social importante.

El sitio no es solamente un conjunto de calles y edificios, si no las personas y la relación que se establecen entre ellas, su cultura, el clima… son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de plantear un proyecto, además de los objetivos independientes que se piden para el proyecto, que se crea pensando para qué personas se realiza y que papel  van a desempeñar en él.

Los objetivos tienen que ser relevantes y lo más concretos posibles y después comprobar qué se ha conseguido y qué no.

Por último habla sobre el impacto que tendrá en el futuro ese planteamiento, y que hay que pensarlo como algo que debe durar lo máximo posible y tener en cuenta que ese planteamiento será modificado tarde o temprano.