El principal paralelismo encontrado entre Nueva York y el modelo de Broadacre City es la ortogonalidad de la distribución urbana, muy constante y permanente, y por supuesto lo plano de la topografía que los sustenta. En segundo lugar, tenemos la abundancia del uso residencial en cualquiera de los entornos propuestos.

Las diferencias encontradas versan sobre la distribución: Mientras que en Broadacre City la disposición se propone muy localizada, homogénea, de cada uso, con zonas que carecen de ciertos usos que podrían suponer una molestia para los habitantes por la necesidad de movilidad, en Nueva York encontramos que la distribución de tales usos es altamente dispersa y heterogénea, de tal modo que las zonas carentes de usos concretos en su proximidad escasean. 

También observamos que en Broadacre City los espacios verdes son muy puntuales, también muy localizados. En Nueva York en cierto modo también, pero hay un grado un poco más bajo de homogeneidad, teniendo en una escala parecida unos espacios verdes algo más distribuidos y algo mejor localizados, sin llegar a ser quizá suficientes, o excesivos. 

La propuesta de modificación consiste en liberar parte de los espacios contiguos a los centros educativos y a los centros de interés cultural, disponiendo inmediatamente junto a ellos, o en sus cercanías, una serie de pequeños parques y espacios públicos que den aire a dichos puntos. Estos parques y espacios públicos servirán así como zonas de descanso y recreo al aire libre, tanto para los viandantes como para los que frecuenten esos centros.