¿Porqué planificar? Esa es la primera pregunta que se hace Kevin Lynch. Parece que las zonas que han nacido de forma espontánea resultan lugares bellos mientras que las zonas recientemente planificadas resultan feas e incómodas.

Creo que el problema no está en planificar, sino que nos hemos acostumbrado a planificar sin tener en cuenta los condicionantes del lugar. Planificamos siguiendo unas reglas y pautas universales. Por tanto creo que hay que planificar, pero planificar de verdad. Atender a las múltiples variables. Plantear objetivos para luego ser solucionados.