Nos enfrentamos con dos textos que nos exponen al fin y al cabo una serie de características comunes a lo que podríamos considerar el buen urbanismo y se hace difícil no poder hablar de ambos a la vez.

Podemos hablar de trazar como un ejercicio que va más allá de los detalles de cada espacio o de la geometría de cada uno. Trazar es un ejercicio que debe tener en cuenta los polos de atracción de los lugares, sus geometrías, sus tamaños, su relación con el lugar… Pero estos aspectos no deben tenerse en cuenta por separado sino en un conjunto, es decir, como dice el texto deben trenzarse y mezclarse para llegar a la pluralidad.

Es tan general el término de pluralidad al que nos referimos que insistimos en que este trenzado de los lugares no ha de realizarse solamente por una persona, el urbanismo debería ser plural, participativo y DEMOCRÁTICO. Debe disociarse a la idea de arquitectura (y obviamente urbanismo, disciplina intrínseca a la arquitectura) la singularidad como aspecto creativo, debe ser en el mejor de los casos singularidad como formalizador. La creatividad debe ser el aspecto plural venido de la calle y las necesidades del pueblo y no una abstracción del “poeta del ego”, también llamado arquitecto en tiempos no muy lejanos.

Imagen portada: Iglesia.info