Koolhaas, intenta, entre muchos otros advertirnos del desastre que hemos creado y que acabará por devorarnos si no hacemos nada. Desarraigo, descontextualización, egolatría, especulación, descaro,… Son algunas de las palabras que pueden definir la situación actual del urbanismo que vivimos, o que malvivimos. Una situación que nos hemos buscado por hacer excesivo uso de los <<maravillosos>> enunciados del Movimiento Moderno, de las Utopías proclamadas a viva voz durante el siglo XX, de las ideas que funcionaron en tiempos pasados, donde nada era como ahora…; la mayoría de las propuestas que hoy vivimos han fracasado o se quedaron sobre el papel, las que funcionaron… ¿dónde están? La falta de humanidad en las ideas urbanísticas, la carencia de identidad, la falta de inventiva son algunos de los motivos por los que nos encontramos ante esta crisis.

Es realmente impactante que se hayan generalizado las formas de vivir y de proyectar el urbanismo, cosa que no es totalmente novedosa, pero ha sido la desvinculación con el territorio y con quien lo habita lo que nos ha llevado a este estado de alerta.
Lo único positivo que se puede esperar de la cronología de meteduras de pata que llevamos, es que empecemos a reinventarnos. A reinventar el urbanismo. Adaptarlo a nuestro tiempo y a cada uno de nosotros. O podemos seguir haciendo las cosas como hasta ahora y ver que no hay un fondo y que nunca lo hubo.

Un texto enérgico con una crítica intelectual cargada de guiños culturales y referencias a algunos grandes pensadores del siglo XX.