Proyecto: Urban Games 2017
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
¡Ay! esa racionalidad divina que tanto ansiamos y no dejamos de demostrar, como si lo recto fuera mejor, o si lo curvo ganase la batalla, cuando lo verdaderamente importante es el sentimiento que le crea a quien lo vive, a quien lo ve, a quien lo padece.
La dicotomía entre la recta y la curva está presente desde el principio de los tiempos, como si estuvieran en guerra constante, sin tregua… Sin ni siquiera pararnos a pensar que no se trata del continente, sino del contenido. No importa que desarrollemos un urbanismo del ángulo recto o un urbanismo de la órbita mientras seamos capaces de crear recorridos sensoriales y no uniones de un punto A, a un punto B en el menor tiempo posible; porque es cierto que en el acelerado mundo en el que vivimos lo más importante es el tiempo y en llegar a nuestro destino lo antes posible, pero entonces… ¿por qué no realizamos túneles que unan esos dos puntos con una recta para así ahorrarnos el deambular por la ciudad? No tiene demasiado sentido. ¿Qué diferencia hay entre recorrer Gran Vía con los ojos vendados a recorrerla con los ojos sin tapar? ¿Seríamos capaces de diferenciar la Gran Vía de Camino de Ronda, ambos con los ojos cerrados?
Creo que no es una labor únicamente del urbanista (aunque si influye y ayuda que el trazado de la vía se preste a la admiración, como puede ser el caso de Regent Street de John Nash. Una calle que genera un recorrido pausado y pensado para la calma y la mirada) la de crear una ciudad empática y capaz de transmitir humanidad, sino es también el propio ciudadano quien debe desacelerar y pararse a contemplar lo que se le ofrece.
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