De Solá Morales, con este texto, realiza un Prólogo al libro de Unwin, urbanista británico que busca el vínculo de lo clásico y lo moderno. Habla así de dos conceptos en urbanismo: el formalismo, que acata ordenes urbanistas y se apoya en elementos como la legislación, y el informalismo, que se apoya en caracteristicas propias del lugar, más subjetivo, y el cual se determina como lo vernáculo y lo pintoresco. Pero lejos de designar a uno como correcto, se promueve no olvidarnos de lo más positivo de ambos conceptos, y realizar un conjunto de ellos para conseguir un urbanismo exhaustivo y concluyente, lejos de dogmatismos. Estoy de acuerdo en esta reflexión sobre este concepto, pues creo que los tejidos no se pueden imponer, una ciudad no puede ser diseñada en base a una legislación y una clásica ortogonalidad, ignorando la influencia de la propia topografía.
Otro de los temas que se pone en debate son la ordenación y crecimiento de la ciudad en base a estos limites que el comenta como altura de edificios, anchura de calles,etc y como todo ello acarrea una monotomía y una pérdida de caracterización de las ciudades. Creo que de esta forma la carencia de individualidad estancaria el desarrollo y el progreso a nivel urbano.
Se habla por tanto de un urbanismo que obtiene la belleza por poner orden sobre las dificultades y necesidades y aqui es donde se introduce el tema de las densidades. Tanto Unwin, Parker , como Morris, defienden la baja densidad de las ciudades,que podemos ver en ejemplos como el modelo estadounidense, frente al europeo. Sin embargo, pensando en criterios de optimización del terreno, sí es cierto que hoy en día se entiende como modelo deseable la ciudad compacta y densa pues es el más sostenible además de no acarrear otros problemas como puede ser el transporte público.