De Solà-Morales realiza un Prólogo al libro de Unwin, el cual busca una unión de las ideas clásicas y modernas sobre el urbanismo, las llama "formales" e "informales", buscando lo mejor de cada una. Las formales serían las clásicas, que se apoyan en un orden geométrico, y las irracionales las modernas, que se basan en una abstracción, pero estas no son estrictamente opuestas. Se habla sobre la concienciación de la situación, del emplazamiento y la jerarquización en las ciudades.

La ciudad no se compone de una serie de edificios sueltos o independientes ni calles deshabitadas. Para solucionar conflictos que se desarrollan cuando mucha gente convive en un mismo espacio se necesitan algunos objetos físicos que hagan más útil el lugar, pero esos objetos no solo afectan al espacio que ocupan sino a todos los espacios adyacentes ya que todo debe estar conectado, sí el tránsito de personas se facilita en un punto estratégico esto afectara en cierto modo a los edificios de ese lugar y a todas las conexiones que tiene con la ciudad. Por eso hay que entender que la ciudad se compone de un diálogo entre edificios, instalaciones, mobiliario, vegetación, etc. y hay que saber que estos generan una cantidad de estímulos, porque deben funcionar tanto independientemente como dentro del conjunto de la ciudad.

No se puede pensar un lugar solo para peatones o para vehículos, por ejemplo, aunque un parking dentro de la ciudad está pensado para el estacionamiento de vehículos este debe ofrecer unas conexiones fáciles para los peatones dentro de él y a su vez debe tener un buen emplazamiento tanto para ser útil como conector de edificios como de espacios públicos. Hay que ir de lo particular a lo general con un cierto rigor en el orden para crear espacios atractivos y útiles.