El artículo se trata de una conclusión que realiza el autor para intentar aglutinar todas las características que posee, ''al menos, el neourbanismo occídental''.

Inicialmente, no puedo menos que detenerme a pensar a qué se refiere con ''occidental''. ¿Qué hay del urbanismo que no es occiental...?¿por qué solo decide hablar del progreso primermundista?.

Estoy seguro de que, a pesar del evidente y apabullante desarrollo de occidente, hay mucho que hablar de todo lo que hay más allá, que realmente es el grueso del mundo en el que vivimos. Decía Adolf Loos que no habrá buena arquitectura mientras que exista una sóla persona en el mundo viviendo en unas malas condiciones. Por ello pienso que el autor podría también haber dedicado un análisis (como mínimo), a todo aquello que no concierne a este sub-mundo desarollado tan nuestro, aunque resultase mucho más caótico de clasificar y ordenar. A veces el intento de esquematizar y masticar tanto un elemento acaba haciendo difícil comprender su verdadera naturaleza.

Respecto a los puntos que trata;

Considero muy positivas las ideas de que el urbanismo no ha de dejar nunca de analizar, reflexionar, plantear y abrirse a nuevas ideas durante todo el proceso (y después de él), pero sin duda me quedo con la frase que reza el final: ''...es un plan particularmente ambicioso que necesita más conocimientos, más experiencias y más democracia''. Con esta oración curiosa, inconformista y determinada el arquitecto da a entender el claro carácter que tiene que desarrollar esta disciplina. Algo que podríamos aplicarnos al ámbito personal. La sed infinita de conocimiento y el no estar nunca satisfechos con lo poco que sabemos debería ser una constante en nuestro interior.