El urbanismo es una
profesión que insiste en sus fantasías, su ideología, su pretensión, s
us ilusiones de implicación y control, y que
Koolhaas critica el urbanismo que se ha llevado a cabo hasta el momento ya sea de un modo creativo, logístico o político. Muchos urbanistas no se lleva a dar cuenta de la complejidad que alberga una ciudad, es una profesión que insiste en sus fantasías, su pretensión, su ideología, sus ilusiones de implicación y control, y que por lo tanto es incapaz de concebir nuevas, intervenciones parciales, realineamientos estratégicos; posiciones comprometidas que puedan influir, redirigir, tener éxito sólo en términos limitados, de reagrupar, casi de empezar de cero, pero nunca de recuperar el control. Como si abandonara la idea de que se llegue a hacer buen urbanismo.
A su vez distingue dos urbanismos: la admiración sobre los urbano, desarrollando para ello filosofías, proyectos y prototipos destinados a una ciudad preservada y reconstituida; y el desdén por el urbanismo profesional, fuera de toda consideración y objeto de desprecio hacia todos aquellos que planificaron (cometiendo grandes errores) aeropuertos, nuevas ciudades, autopistas, edificios en altura, infraestructura. Saboteando el propio urbanismo, también por la apoderación de la arquitectura sobre dicho urbanismo.
En resumen, tenemos que buscar un nuevo urbanismo que responda a las necesidades de la ciudad contemporánea y del futuro, teniendo en cuenta el caos que en ella se genera, así como solucionar los actuales problemas que en ella se produce.