En el texto se abre el debate de “edificios o arquitectura”. Según, Bestky, el director de la Bienal de Venecia, “los edificios son la tumba de la arquitectura” y que una arquitectura que pretenda dar soluciones construyendo “es falsa y está muerta”. Solà-Morales argumenta que la arquitectura inmaterial solo existe en las ideas, en los dibujos, pero deja de tener sentido sin obra física, ya que no serviría de utilidad a la gran mayoría de las personas.

Desde mi punto de vista, la idea de que la arquitectura quede reducida a conceptos es factible en determinadas situaciones. Con esto no quiero decir que no se deba, o que piense que es un fallo construir, si no que hay ciertos proyectos que es necesario llenarlos de conceptos, incluso deconstruir en ellos.

Para la Expo de Zaragoza, el autor hace una crítica sobre el aprovechamiento de las aproximidades al rio, diciendo que Zaragoza no ha aprovechado el emplazamiento por el hecho de que ha creado un ‘vacío’, muy verde, con tan solo algunos edificios en una de las caras del río, y que eso ha conllevado a desaprovechar una evolución de la ciudad.

Puede que me equivoque al entender lo que Solà-Morales quiere decir con el texto, pero intuyo que critica el hecho de no hacer ciudad ambos lados del río, algo que no considero que sea la única opción correcta. Es necesario tener espacios verdes en una ciudad, de descongestiones los centros masivos de las mismas, y este me parece un buen caso para hacerlo, aunque pienso que debería de haber un equilibrio vivienda/masificación-zonas verdes por todo el territorio, no concentrar cada una de las premisas en lugares separados.

Me sorprende la afirmación de Solà acerca de que ‘todo está en manos del mercado’. Dice que muchos arquitectos defienden la posición de “todo es un desastre, pero a mi dame esas viviendas, que las haré”, y dicen “esto de la ciudad es imposible, yo hago mi objeto y ya está”.  Puede que sea por temas de política, economía u otros factores lo que obliguen de algún modo a hacer proyectos sin pensar en la ciudad, hacer objetos sin adaptarlos al lugar, algo que no me parece aceptable.

Se habla del concepto “URBANIDAD MATERIAL”, que atiende a todo aquello que tiene urbanidad, sentido de ciudad, que si se resuelve bien, mejora la ciudad. Este concepto puede ir desde que material utilizar en un edificio hasta donde colocar un banco.

Me parece un concepto de gran interés, y encuentro relación con el debate del principio, el de la inmaterialidad. Colocar dos bancos mirándose es arquitectura material, pero se convierte en inmaterial si la reducimos al concepto, el de que crear una relación entre esos dos bancos y las personas que hagan uso de ellos.

Se habla de esquina, no tanto de la esquina de un edificio como objeto material, si no de esquina como una intersección, como un lugar de intercambio de los ciudadanos. Afirma que puede que las estaciones de metro o incluso las gasolineras pueden que sean las esquinas actuales. En este aspecto, pienso que como arquitectos, deberíamos potenciar esos lugares. Son una oportunidad de crear espacios en los que la gente se sienta segura, acogida, y de lugar a nuestras relaciones de intercambios en la ciudad.

Para acabar, me gustaría contribuir a algo que dice Solà en el texto, “cada año deberíamos derribar el peor edificio de Madrid o Barcelona”, “se deberían dar antipremios”. Siguiendo con el debate planteado en clase, sobre “¿Qué edificio derribarías de Granada?”, desde mi punto de vista sería el Edificio Sede de Caja Granada, el cubo, y el contiguo a este, el de la Fundación. Son edificios rodeados por un muro en todo su perímetro. Considero que no es arquitectura que haga ciudad, sino al contrario, que la limita. Limita el intercambio entre el edificio y las personas. Al pasar por allí no tienes la sensación de belleza, de seguridad, si no que es un lugar frío al que no puedes acceder, en el que no hay transparencia con el interior.