Es un hecho que el flujo de tráfico rodado a dominado en la planificación de las ciudades. Cada vez más se han diseñado las ciudades en torno a los automóviles y no en torno a las personas, dando lugar al excesivo uso de edificios en alturas.
Tenemos, por tanto, ese reto de adaptar las ciudades que ya existen a la sociedad de ahora, que se encuentra en constante evolución, pero siempre con espacio público como lugar dominante para la actividad humana. Podemos plantear entonces las insuficiencias que nos trae un edifico en altura: al haber distintos usos en un edificio, se producen las mismas interacciones que en la calle. El reto esta en que esos espacios, en los edificios en altura, no pierdan relación con la calle. Es una cuestion de relaciones y de la fuerza del espacio público como aglomerador de interacciones. Hay que buscar que existan usos que relacionen.
Aunque se deben encontrar los puntos claves donde es necesario. En Melbourne por ejemplo se consideraron los callejones, y con un solo replanteo de usos ya se mejoro el sitio. Esto me recuerda a los proyectos de superblock o super illes de Barcelona, aunque a diferencia de éstos, no restringe el tráfico y sólo se replantea el uso de lugares que ya existen.