El texto nos habla del urbanismo, cuyos inicios datan del S.XIX, con el Plan Cerdá, la remodelación de París y demás planes ya conocidos de la época. Muchos arquitectos piensan que la no tiene nada que ver con el urbanismo, que son profesiones distintas. Debido a que las construcciones crecieron tanto y aparecieron con tanta fuerza, se necesitaron nuevas leyes que protegieran las calles de aquella masiva construcción.

Es por ello, que el autor (José Luis Gómez Ordoñez) nos habla de las siete lámparas que constituyen la arquitectura.

La primera lámpara trata los aspectos de la conciencia a la hora de implantar arquitectura en un lugar concreto, y cómo ha de adecuarse a su época, los materiales del lugar, etc. La segunda lámpara trata el tema de la inclusión social en la arquitectura, desde cualquier edad hasta cualquier condición física o económica. Con esto se trata de lograr una ciudad común y equilibrada, que respete en su totalidad a la sociedad.

La tercera lámpara habla del futuro, de no hacer un diseño egoísta y entender el presente y el futuro. La cuarta lámpara valora la sensatez de la arquitectura, desde económica hasta la utilización de materiales del lugar, valorando lo que tenemos y creando un diseño sostenible. En la quinta lámpara se nos habla de la necesidad de innovar en la arquitectura, siendo lugar de nuevas actividades y buscar un cambio en las actividades.

La sexta lámpara trata los asuntos culturales, creando patrones que reconozcan el lugar en el que está la arquitectura y dándose así, nuevos signos culturales. Por último, la séptima lámpara nos habla del compromiso de la arquitectura con la sociedad. Es el arquitecto el que ha de estar al servicio del ciudadano, y no al revés. Se han de resolver problemas diarios y no guiarse por el mercado, ya que se ha de atender únicamente a los problemas de la sociedad.