En esta utópica Granada, la mayoría de los vehículos son de uso público y han dejado de ser terrestres. Éstos y los de uso privado no quedan en la calle estacionados como es costumbre actualmente sino que, reutilizando los aparcamientos subterráneos actuales y con la construcción de los nuevos necesarios, estacionarán en éstos. Irán y volverán según las necesidades de cada habitante.

Al haber desaparecido la necesidad de carreteras, éstas serán sustituidas por zonas verdes a lo largo de toda la ciudad, manteniendo las aceras y con pasos habilitados para pasar de un lado a otro de la calle.

Por otro lado, los nuevos edificios serán de gran altura, autosuficientes y se situarán sobre plataformas sostenidas gracias a los nuevos avances en la tecnología de la ingravidez. Se podrá acceder a ellas mediante el nuevo transporte anteriormente mencionado. Su autosuficiencia se basará en el uso de placas solares, energía eólica, reutilización del agua de la lluvia y más métodos autosostenibles.

Estas plataformas consiguen mantener una sensación de entorno mediante la inserción de zonas verdes, tanto en la propia plataforma como en el o los edificios que albergue.

Además, contarán con huecos repartidos por su base que permitan el paso del sol, evitando que la ya actual y construida ciudad sufra sombras constantes.

Con esta utopía se pretende criticar la falta de zonas verdes y naturaleza cada vez más abundante, la contaminación sonora, visual y atmosférica de los vehículos motores actuales y la aglomeración de edificios en algunas zonas de la ciudad.

Como consecuencia, se pretenden aportar más zonas verdes, más espacios habitables para evitar el aglutinamiento y la promoción del transporte público o colectivo, además de edificios autosuficientes evitando el uso de cualquier tipo de energía no renovable.