02. LOS EJES EN EL PROYECTO DE LA CIUDAD.

La primera idea que vemos en este texto es la crítica al entendimiento de una ciudad como una idea globalizada y universal que no atiende a su entorno sino, únicamente trata de cumplir con unos requisitos impuestos por la sociedad moderna sobre “cómo deberían ser todas las ciudades”. Por tanto, en un primer plano tenemos la idea de que no todas las ciudades son iguales y tan importante es como se construye y desarrolla una ciudad cumpliendo objetivos funcionales, medioambientales, de confort… como el pensar cómo se adapta una ciudad a su entorno y el lugar que ocupa.

Para adaptarse a un territorio concreto, la ciudad utiliza la idea de forma, la forma de una ciudad o proyecto urbanístico que se adapta al territorio, es única. Al hablar de forma, directamente hablamos de geometría, específicamente de la geometría mas sencilla que podemos ver en una ciudad: los ejes. Estos ordenan la irregular geometría del territorio y favorecen una reforma, un orden, una centralidad e incluso una futura vía de desarrollo para ese lugar.

En las ciudades, nos damos cuneta de que estos ejes no son cómo los podríamos haber imaginado desde un punto geométrico a primera vista, líneas rectas perfectas que conectan los encuentros más populares. Son que, estos ejes, surgen a partir del propio movimiento interno de la ciudad, y esto lejos de representar líneas rectas, nos muestra cómo surgen las curvas, las calles “capilares”, las marañas de calles encontrándose y distanciándose, etc. Y todo ello, podemos llamarlo ejes, ya que ordenan la ciudad con una geometría concreta en un lugar concreto.

Podemos concluir que los ejes de una ciudad son trazas que contienen en su entorno lugares de interés, conexiones o focos que hacen que el eje por sí mismo cobre importancia y ordene a la vez que une estos espacios. Los ejes pueden nacer desde un pasado que deja huellas en la ciudad, por el propio desarrollo del movimiento en la ciudad o en un ensanche dispuesto a ordenar las cualidades ya existentes de la ciudad que precisen de nexos.

02. EL ARTE DE PLANIFICAR EL SITIO

Empezamos viendo la interrelación entre un individuo y su entorno. El uno no se entiende sin el otro, ya que, no se puede definir a un individuo por su entorno, pero intentar entender a un individuo aislándole de su entorno tampoco parece una vía acertada.

A la hora de platear el emplazamiento de un lugar, en el texto se plantea conocer y entender a la población que va a hacer uso de él, y el segundo paso sería conocer el sitio. Creo que esta afirmación podría relacionarse con el texto “los ejes del proyecto en la ciudad” ya que,  la idea fundamental de este texto es que los ejes nacen a partir del propio movimiento de las ciudades, es decir, a partir del propio uso que le den las personas que lo habitan. Por ello, a la hora de intervenir en un lugar, lo más importante es comprender el comportamiento de las personas con su entorno, las rutas que utilizan, los patrones en los que se mueven, y sólo asó podremos dibujar una ciudad con unos ejes que realmente sean entendidos como ejes por todos sus habitantes y generen un contexto urbano.

En conclusión, a la hora de planificar ciudades, tenemos que tener en cuenta que una buena ciudad no es aquella que se planifica en su totalidad, sino que, se planifica lo justo y necesario para que sus habitantes puedan habitarla dejando abierta una puerta a un futuro cambio en su forma de habitar, y que, dentro de esta limitada pero necesaria planificación tienen que incluirse todos los objetivos y metas que sean necesarios para la ciudad.

02. LA CALLE

Este texto, indudablemente relacionado con los otros dos textos propuestos en las lecturas 02, me hace replantearme algo que, de no haberlo leído en último lugar, no hubiese entendido.

A la hora de planificar un lugar, el entendimiento del individuo habitante de dicho lugar, parece algo obvio, lo que ya no es tan obvio en la forma que tenemos arquitectos y urbanistas de conseguir esa compresión. Si nos ponemos a empatizar con los habitantes de un determinado lugar para llegar a comprenderlo, la tarea se nos hará casi imposible, ya que cada individuo presentará una forma radicalmente distinta de entender el entorno, lógico.

Por tanto, a este problema sólo le que una única solución factible, por la que seamos capaces de analizar a un grupo suficientemente amplio de habitantes que sirvan como muestra de un lugar para entenderlo, es la observación. Y hablamos de observación, en pequeñas y reducidas burbujas de población. Observar el lugar desde las pequeñas calles, los comercios, las trazas, y el comportamiento de las personas. Y sólo así conseguiremos una estimación lo suficientemente cercana a la vida cotidiana del lugar de ejecución, para poder desarrollar un plan que realmente sea capaz de suplir las necesidades de los habitantes.