Proyecto: Urban Games 2021
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
Comentario 1.0.
¿Qué fue del Urbanismo?
Rem Koolhaas.
«This century has been a losing battle with the issue of quantity». Koolhaas es demoledor desde la primera línea. El escrito de 1995, perteneciente a S, M, L, KL, es providencial. En efecto, la piedra angular del siglo pasado fue la cantidad, el crecimiento, el desarrollo y la evolución. El giro del nuevo milenio está en el colapso del crecimiento, en un constante contexto de apocalipsis inminente. La ciudad perdura ¿es éste un síntoma del final? Esto mismo se lo preguntaba Lloyd Wright en 1953, «la aceleración [del crecimiento] precedió inevitablemente esa decadencia. Esa forma de aceleración se presenta en general antes del ocaso y aun cuando no sea la causa de la muerte, es un síntoma peligroso. […] la ciudad, tal como la conocemos actualmente, está condenada a morir. Estamos presenciando la aceleración que precede a la disolución[1]».
Existe en el escrito de Koolhaas un espíritu irónico: ¿quién es el urbanista si su disciplina ha escapado a su control? El triunfo de la arquitectura por todas partes frente al urbanismo es un triunfo de lo individual frente a lo colectivo. El fracaso de esta disciplina y su necesidad de redefinirse parte del paternalismo y dogmatismo que nació de la generación del 68, no sólo eso. [Ante todo, este es un conflicto generacional, de Koolhaas frente a sus coetáneos más jóvenes y mío frente a los boomers, frente a los padres de la generación X y Z, que han condenado nuestra existencia a una constante aceleración con su optimismo ingenuo [2].] El fracaso de esta disciplina recae en su relación con el poder, en la codicia que ha condenado a poblaciones enteras a la imposibilidad de codificar civilizaciones en su territorio. Han condenado todas las poblaciones.
¿Existe lugar para el optimismo? Como ya se ha visto, el fracaso de la disciplina no está ligado, sin embargo, al fracaso de lo urbano. Todo lo contrario, su éxito es imparable. Incluso cuando el mundo se ha desacelerado momentáneamente, se ha enfocado por unas escasas semanas en producir lo necesario y esencial, la ciudad ha ido expandiéndose. Ya no son urbanos solo los mayores núcleos de población, ahora también cada pueblo que ya está conectado a Internet adquiere más servicios. Como si la ciudad estuviera explosionando, sus partes se distribuyen poco a poco por lugares más alejados, formando una red que ocupa todo el territorio. Ya no podemos hablar de la ciudad como un ente único, sino como conjunto de conjuntos. El núcleo mayor absorbe el resto, y el proceso continua[3]. ¿Qué puede hacer un oficio ante procesos que escapan a su control? Koolhaas nos da la respuesta: el urbanista no se ocupará de la disposición más o menos permanente de objetos en el territorio sino de la irrigación de potenciales hacia él.
El urbanista debe atreverse a romper con las dinámicas del poder, intervenir, democratizar la ciudad, romper con la aceleración continua del sistema socioeconómico, ser visionario. Debemos comprender que debemos ser agentes del cambio, y trabajar por destrozar las convenciones existentes.
[1] (Wright Lloyd, 1953)
[2] [Efectivamente, Koolhaas es de la generación del 68. Igualmente está en conflicto con sus compañeros más jóvenes, e igualmente los boomers nacieron a partir de dicha fecha y tienen las características de las que hablo]
[3] (Escuela de Periodismo de la UAM, 2020)
Comentario 3.1
Sobre la Noción de Tipo.
Rafael Moneo.
Es interesante cómo en doce páginas se puede indagar sobre la noción de algo tan sumamente abstracto como es el tipo. Según la Real Academia:
tipo, pa
1. m. Modelo, ejemplar.
2. m. Símbolo representativo de algo figurado.
3. m. Clase, índole, naturaleza de las cosas.
4. m. Ejemplo característico de una especie, de un género, etc.
La discusión es algo baldía si no se realiza una doble lectura de la misma: una a escala microscópica; el tipo en Arquitectura, y otra a escala macroscópica; el tipo en Urbanismo.
El tipo en Arquitectura.
Si hablamos del tipo en Arquitectura, creo que es relevante distinguir entre Imagen y Concepto. A lo largo del texto Moneo busca establecer una definición desde categorías excesivamente abiertas. La definición de Quatremere alude directamente a la segunda acepción del diccionario: símbolo representativo de algo figurado, en cuanto que «el tipo manifestaba la permanencia en el objeto […] de aquellas características que lo conectaban con el pasado, dando razón así de una identidad», y realmente se acerca considerablemente a la de Durand, si esta se mantiene en el Concepto. Para Durand, aparece la idea de género que se relaciona con el uso y el Concepto. Se da tanta discusión entorno al tipo porque existe la intromisión de la forma, de la Imagen.
Realmente, el tipo, es una idea a posteriori, una construcción social, al igual que todas las categorizaciones, que surge de la necesidad de generar casillas donde ubicar objetos para poder estudiarlos y construir sobre ellos, en base a una serie de características comunes. El fracaso del tipo como categorización recae en la asociación del tipo a la Imagen.
Quatremere establece el tipo conforme a su historia, al origen; mientras que Durand lo hace conforme al uso, al concepto. Pero uso proviene de historia y viceversa, de manera que el uso de una vivienda, por ejemplo, está determinado por el momento histórico, y el momento histórico es el que determina el uso de vivienda.
Lo que Gropius afirma, que el proceso de diseño puede separarse del tipo; lo que surge de los teóricos del siglo XIX, es así por la insistente aparición de la Imagen. Ni Gropius, ni Mies, pudieron escapar de los conceptos, por mucho que se hable de atrapar el espacio. Atrapar el espacio es lo que hacen todos los edificios, y que el proceso de proyección en arquitectura surja de esta idea no lo desliga del tipo como acepción de uso. Es más, atrapar el espacio puede ser considerado un tipo en tanto a que conforma una característica común de ciertos proyectos que ha nacido de una misma manera común en que se han proyectado.
La Imagen es la apariencia, la forma, lo que es visible de forma explícita, y lo que se entromete continuamente en la idea de tipo. No se puede escapar de tipo en cuanto a uso o concepto. Viviendas, comercios, escuelas, etc., continuarán existiendo, adaptándose a su contexto histórico, formando un tipo de arquitecturas. Nuevos tipos surgirán con el paso del tiempo. ¿Podemos categorizar todas las plazas abiertas del siglo XVII, desde la plaza Mayor de Madrid a la Place des Vosges de parís, pasando por el Maidán de Ispahán? Sí, porque abstraemos sus imágenes y las estudiamos conceptualmente. Esta debe ser la idea principal de tipo. Aislar los conceptos, la intencionalidad, suprimir la Imagen y la forma y relegarlas a un segundo plano. La Imagen condena al tipo al fracaso.
Un exceso de apariencia trae un exceso de falsedad. El Humboldt Fórum y otras tantas obras de corte historicista son un problema de exceso de Imagen, son consecuencia de la nostalgia que busca retomar un tipo falso, basado en la apariencia explícita, que fracasa conceptualmente. Encontramos el tipo reducido a cascarón, cuando lo cierto es que el estudio de la tradición, de todas las ideas preexistentes, puede llevar a proyectos exitosos.
Caer en la Imagen supone avanzar hacia la concepción unificadora de Le Corbusier, en un intento por generar un tipo del que surjan los demás, un modelo, ejemplar que conduce hacia el prototipo, y hacia una pérdida del horizonte a la hora de proyectar que supone una de las fuentes de problemas de la arquitectura en la actualidad, podría decirse, una Imagen que se ha fijado a un Concepto: la máquina de habitar.
El tipo en Urbanismo.
El tipo, aparece en el Urbanismo como clase, índole, naturaleza de las cosas. El tipo aparece como categoría necesaria, y aquí debe estar basado en índices exactos. El Urbanismo es necesariamente una ciencia que debe estudiar el comportamiento humano en cuanto al lugar y la forma que habita: la Ciudad. Para esto es estrictamente necesario establecer qué es una vivienda, cuantas viviendas hay en una manzana y si éstas conviven con comercios o con industrias, cuantas personas se desplazan, cual es el uso del lugar. Así, el tipo está relacionado con el programa que se desarrolla en cada espacio, y cada uno de esos programas se unifica en una categoría cuantificable. Los datos del catastro arrojan datos más o menos inequívocos de acuerdo con la precisión de sus estudios. Sin un tipo no hay estudio preciso y, por lo tanto, no hay capacidad de actuar sobre el territorio, de legislar de forma adecuada a las necesidades del mismo; y por ende aparece una incapacidad de proyectar correctamente sobre él.
El tipo en Urbanismo, remite por obligación al Concepto, y no a la Imagen: densidad, flujos, usos; son conceptos, entorno a elementos físicos descriptibles, sí, pero conceptos, a fin de cuentas, que se han establecido de forma estandarizada para el estudio del territorio a posteriori.
En cuanto a la legislación urbana, un exceso de Imagen, otra vez, remite a las ideas anteriores: nostalgia y falsedad. Arquitecturas que se construyen siguiendo un tipo que se ha fijado por su apariencia, por ejemplo: las casas deben estar pintadas en blanco y no superar los veinte metros de altitud, a la manera Mediterránea, de manera que encontraremos que los proyectos cumplen efectivamente la categoría de mediterráneos, cuando se han diseñado desde un planteamiento nórdico, que solo toma la apariencia e ignoran el Concepto, de qué es realmente una vivienda mediterránea.
En definitiva, para un uso operativo del tipo, es útil desprenderse de la imagen, y depender el concepto, de manera que pueda entenderse en a gran y pequeña escala.
Comentario 3.2.
Trazar el territorio.
J.L. Gómez Ordóñez.
¿Qué es el urbanismo? Gómez Ordóñez nos ofrece una respuesta concisa: consiste en trazar el territorio. Trazamos el territorio uniendo hitos mediante vías, relacionando lugares dotándolos de acceso. Mediante estas uniones, se trenza el territorio, se hace más denso, y genera espacio público, para lo cual debemos evitar segregar unos lugares de otros. Conflicto no significa necesariamente algo malo, conflicto puede ser igual a diversidad. Para urbanizar es necesario parcelar, subdividir la vasta extensión del territorio en unidades más pequeñas, y éstas en subunidades de menor tamaño, y así sucesivamente.
De la necesidad de parcelar surge obligatoriamente la necesidad de medir. En el espacio trazado confluyen flujos, ritmos, volúmenes, etc., midiéndose todo ello diferentes escalas. Trazar adecuadamente también es jugar con esa superposición.
No solo entra en juego la medida de las cosas, sino también su forma. Trazar, literalmente hablando, es generar una marca sobre el territorio, una figura con geometría, y en este sentido las posibilidades son infinitas.
Trazar el territorio, urbanizar o ejercer el urbanismo, es un ejercicio de síntesis, consiste en tomar todos los aspectos nombrados y, con todos ellos presentes, generar un proyecto hacia el futuro, siendo partícipes de un proceso que es constante, colectivo, y que se prolonga indefinidamente.
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