Este texto se corresponde con el prólogo (redactado por Manuel de Solà-Morales i Rubió) del libro “La Práctica del Urbanismo Moderno”, de Raymond Unwin, arquitecto considerado como el padre del urbanismo inglés, importante su contextualización, principios del s.XX, en el que la ciudad de Londres, se encontraba sumida en el caos, en ella existían barrios altamente masificados y con considerables problemas de salubridad, los cuales eran prácticamente inhabitables.

Unwin es un arquitecto el cual encuentra belleza tanto en trazados regulares como en trazados irregulares, considerando algo esencial, de suma importancia, el lugar en el que nos asentamos, que no pase desapercibido y, una ciudad ordenada en torno a determinados elementos pero única en forma, revalorizando la componente paisajística.

Esencial es el hecho de considerar que éste buscaba una baja densidad, pues está muy presente el problema de Londres, por lo que nos encontramos en un momento de búsqueda de la ciudad jardín, ciudades con espacios verdes y salubres. Todo ello sumido en un cierto orden y estableciendo calles de tramas regulares e irregulares, anchas y estrechas, una ciudad con un centro determinado y que no esté falta de ninguna de las funciones básicas de la ciudad.

En definitiva, Unwin lo que pretende es establecer un cierto orden dentro del desarrollo improvisado de cualquier ciudad, relacionándolo con el texto de Christopher Alexander, mi punto de vista es que Unwin busca una ciudad no árbol, con personalidad y vitalidad, pero que posea los criterios de comodidad que puede ofrecer la ciudad árbol.