A día de hoy existen muchas ciudades en las que se plantean problemas de organización y comunicación derivados de un mal o inexistente planteamiento y planificación urbanos. Dichas ciudades se caracterizan por una zona más o menos controlada que puede identificarse como casco antiguo y otra circundante en la que muchas veces el crecimiento caótico lo delimita la propia población (necesidad de espacio habitable) y/o las peculiaridades y cualidades topográficas.

Es el papel del arquitecto el de controlar o en cierta manera darle sentido mediante un programa al desarrollo o evolución de la ciudad, algo que garantice un correcto crecimiento y ordenación en un futuro y que a la vez proporcione personalidad y entidad; un proyecto que sepa leer las características y necesidades de la población en particular y aplicar y entender los principales elementos de organización territorial (límites, vías, zonas habitables, de uso público o privado, etc.). Pero tal ordenación y sentido proyectual no ha de entenderse solo como un planteamiento y trabajo de una trama sino también a nivel espacial, casi filosófico.

Por tanto, la figura del arquitecto es necesaria en el planteamiento de una ciudad, si bien en muchos casos no existe, es apartada o poco valorada por las entidades y organismos administrativos.

Algunos ejemplos que ponen de manifiesto la mano del arquitecto en su planteamiento son los de Mileto, Brasilia o Chandigarh; otros aunque a posteriori como el de la París de Haussmann o la Barcelona de Cerdá; y finalmente el de muchas ciudades cuyo crecimiento y ordenación son caóticos casi por adición a la antigua trama.

Por tanto, se puede extraer como conclusión que si bien su figura es necesaria, su planteamiento ha de atender y adaptarse a la realidad y contexto en que se desarrolle (cultura, topografía, clima,etc.); es esto último lo que distingue a los buenos arquitectos de los mediocres, su sensibilidad.

Todo está en nuestras manos y en la decisión que tomemos o en la que queramos habitar:

1.- Una ciudad que no funciona

Surge bajo un plan no elaborado por un arquitecto, que se desarrolla solo movido por intereses aislados de la población; o bien, realizado por un mal arquitecto, un arquitecto ajeno a la realidad que se le presenta.

2.- Una ciudad que funciona

Un proyecto adecuado pensado y diseñado por un buen arquitecto, un arquitecto sensible (lo que verdaderamente marca la diferencia) y consciente de la realidad contextual y cultural que le ocupa, un arquitecto que dota de una visión y sentido global a un proyecto urbano a gran escala que se materializa gracias al equipo que es tan indispensable como el mismo.

http://arquitecturamodelo.blogspot.com.es/2009_11_01_archive.html