¿Si o No?. Esa ha sido la cuestión de debate de esta mañana. Parece un poco paradójico que meros aprendices de arquitectos se cuestionen esa duda cuando en teoría su respuesta sería lógica; Claro.

Pues bien. Sin duda esa habría sido mi respuesta, pero en cambio me ha tocado defender la opinión contraria y quizá ese punto de vista me haya hecho ser algo más crítica y ver que la figura del arquitecto es imprescindible pero no exclusiva.

Está claro que la ciudad es de los ciudadanos, las personas que habitan en ella, que hacen uso de sus espacios urbanos, que interactúan. en función de las necesidades de todos ellos se generan los distintos espacios de la ciudad: un parque, una circunvalación, un paseo... Atienden a las actividades que se desarrollan en la ciudad y es en ellos en los que se fundamenta cualquier intervención propiamente dicha.

Es a raíz de ese punto (de la necesidad), cuando el arquitecto comienza a tomar partido en el asunto y es él el que debe captar lo estrictamente necesario e interpretarlo para adecuarlo a esas necesidades lo mejor posible. Digamos que el arquitecto es el que pone orden entre los que quieren urbanizar y los que necesitan esa urbanización. Es el mediador entre el poder (dinero) y el ciudadano. Pero no cubre el trabajo en su totalidad.

Para que una obra urbana se lleve a cabo el primer paso lo ha de dar el rango superior (una vez aprobada la necesidad del ciudadano), que es el que financia la obra y sin la cual ni la mejor idea del mundo podría realizarse. Ahora le tocaría el turno al arquitecto. Él tendrá libertad para proyectar aquello que ha creído mas apropiado pero no será absoluta, pues requiere de la ayuda de peritos, ingenieros, economistas etc que le guiarán ante los posibles inconvenientes que puedan impedir que el diseño se lleve a cabo. Por lo tanto quizá la última palabra la tendrían ellos. 

En esa última frase queda patente que el arquitecto juega un papel primordial en la realización de obra pública, pero su trabajo, siendo igual de importante que la opinión del resto, no es sino una intervención más en el conjunto del diseño urbano.