“El arquitecto es el profesional capaz de anticipar y resolver los retos y necesidades de la ciudad, así como de la sociedad actual, en el campo del diseño; planteando soluciones innovadoras, eficaces y comprometidas con el desarrollo sostenible del entorno.”
En cuanto a lo que éste puede aportar, podríamos resumirlo en esta lista: belleza, dinamismo y funcionalidad, respeto al patrimonio, sensaciones, comodidad y humanidad.
La belleza se consigue a través del buen paisajismo y de la realización de edificios que produzcan una sensación agradable a la vista.
El dinamismo y funcionalidad que una ciudad requiere es proporcionado por el arquitecto ya que conoce las necesidades de cada edad y los organismos/espacios que éstos requieren.
El respeto al patrimonio es logrado gracias a esta figura ya que es capaz de preservar el carácter y lo singular y endémico de cada zona de la ciudad y hace que crezca en clave de modernidad pero sin perder los valores que le pertenecen. Por ejemplo: que el plan urbano del Albaicín no sea el mismo que el de Camino de Ronda.
Aporta sensaciones ya que nos pone en contacto con la naturaleza, la tierra, los olores y el aire limpio en distintas zonas de la ciudad.
La comodidad es asegurada por el arquitecto, ya que tiene conocimientos técnicos (conocimientos acústicos, por ejemplo) para aportar un buen acondicionamiento acústico, en este caso, tanto en aislamiento (urbanizaciones junto a zonas ruidosas como autovías) como en ampliación del sonido (auditorios con tal geometría que se logra que se oiga al emisor desde cualquier punto). Además, puede aportar ergonomía en objetos de uso público/privado (lugares de descanso, por ejemplo).
En cuanto a la humanidad, logra que los espacios no sean “prisiones” y que satisfagan las necesidades del hombre, tanto a nivel práctico como de bienestar; es decir, que sienta una sensación agradable.
Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en la mayoría de salas de espera de los hospitales: lugares, con poca luz… En vez de eso, se debe aportar una adecuada iluminación, una situación cómoda y el aporte de colores que hagan que esa espera sea más acogedora y llevadora.
Por lo tanto, tras enumerar esta serie de aportaciones, he de reincidir en el papel fundamental del arquitecto en la ciudad.