La semana pasada se estableció en clase un debate en el que los miembros de ambos grupos debíamos defender posturas opuestas sobre la necesidad del arquitecto en la formación de ciudades o no.

Algunos argumentos posicionaban al arquitecto como un personaje innecesario, pues ha de trabajar con otros profesionales mas cualificados para ciertas construcciones como ingenieros, peritos, aparejadores… También se decía que las ciudades las deciden sus propios habitantes porque finalmente son ellos los que les van a dar uso y van a vivirlas.

En el extremo opuesto, contemplando que el arquitecto es necesario para la formación de ciudades aparecen años de estudio y formación en la arquitectura, lo cual al final se reduce a años de estudio, de las necesidades, en este caso, arquitectónicas, de las personas que habitan una ciudad, centrándose en sus comodidades, funcionalidad, eficiencia, felicidad…

Si nos ceñimos a un punto de vista estrictamente técnico puedo llegar a aceptar que el arquitecto no es una figura completamente necesaria. Pero el arquitecto, es ese profesional que aporta novedad, punto de vista critico, detalles, y facilidades para los habitantes del lugar. Lo cual lo convierte en una persona clave, pues se encarga de equilibrar, y dotar a la ciudad de cosas que los demás, por su formación, o ausencia de formación, ni siquiera dan importancia pero aumentan la calidad de vida de una ciudad.