Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Diálogos
Coordinadores:
abarca
dacama
“El caos no es algo que se pueda abarcar y diseñar. Actúa por infiltración. No puede fabricarse. La única relación legítima que los arquitectos pueden tener con la materia del caos es tomar el lugar que les corresponde en el ejército de aquellos que se dedican a resistirlo, y que finalmente son vencidos por él”.
Llama la atención la manera tan viral con la que describe el caos en este texto Rem Koolhaas. “Actúa por infiltración”. Puedes tenerlo, o no. Y es más, añade que no sólo no podemos buscarlo como resultado, sino que es probable que nos persiga a causa de nuestra huida. Esto me hace preguntarme si existen ciudades afectadas por este “virus”, parcial o totalmente.
Aparece nítida la imagen de Barcelona. El contraste radical entre organicidad y racionalismo. El plan Cerdá modifica el paisaje urbano, aporta una retícula de geometría rotunda, establece unos parámetros que determinan de forma clara las normas bajo las que la ciudad crece.
A simple vista podría decirse que gracias a esta iniciativa, la ciudad queda perfectamente ordenada, clarificada. No va a continuar siendo un entramado descontrolado de calles, al modo de su casco histórico. Y aquí entra la percepción de la ciudad.
El Ensanche termina siendo la parte más caótica y laberíntica de la ciudad.
La uniformidad genera repetición, y a su vez desorientación. Sabes que después de la vía recta por la que deambulas vendrá otra perpendicular, y podrás girar noventa grados o continuar en la misma línea. ¿Ubicación aproximada en el mapa de la ciudad? Podrías estar en cualquier cruce de los cientos que se producen –salvo que consigas dar con el nombre de la calle en la que te encuentras, o seas capaz de dar con un hito urbano–.
Contrasta esta forma de moverse por la ciudad, casi monótonamente, con la sorpresa de las calles del casco antiguo de Barcelona. La ciudad, ante un urbanismo no planeado –podría decirse intuitivo en un principio y poco a poco adaptado–, obtiene un carácter especial: singularidad. Y esto hace que paulatinamente se genere en nuestra mente un mapa nuevo a partir de la riqueza de los encuentros entre calles y parques y arquitectura. Los rincones son protagonistas en nuestra forma de movernos y las rutas zigzagueantes mantienen nuestra atención en el andar. Parece que resulte caótica, pero es fácil ordenarla.
Es claro que hay percepciones que no pueden ser controladas por oposición a un hecho natural; del mismo modo que no puede ordenarse sin la presencia del caos, no debemos caer en la estética del caos, o nos sorprenderemos atacados por el orden. Quizá el mensaje de Rem Koolhaas en este fragmento es el de la libertad proyectual, y el afán por sencillamente tratar de mejorar nuestra experiencia urbana, más allá de la apología formal.
Imagen obtenida de es.wikipedia.org
Lo que dices es cierto, pero no podemos dejar de valorar el Ensanche en su contexto, como uno de los primeros planes del urbanismo moderno, valiente y rompedor. Sin embargo, es verdad que acaba convirtiéndose en una ordenación meramente racional, que obvia demasiadas cosas. La comparación con la Barcelona medieval también puede inducir a error si no tenemos en cuenta que las diferencias temporales son grandes.
Es cierto que no debe dejar de valorarse la actuación, pero no deja de resultarme tal y como lo expongo en el texto; un acto valiente no es siempre sensato. Supongo que hoy en día lo entendemos de otra manera, algunos al menos: el tiempo cambia la forma de la mirada. Y por eso podríamos hacer algo para remediar los problemas que pueda originar, intentar curar las cicatrices de una ciudad herida en mayor o menor medida, ¿no? O quizá me equivoco, y sea lo mejor dejarlo estar.
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