En primer lugar, me parece oportuno plantear una lectura de la ciudad por parte de los arquitectos con el objetivo de llegar a conocer los diferentes problemas que se pueden plantear en ella; así como comprender el marco socio-cultural que se presenta. De tal forma, el arquitecto podrá tomar las decisiones adecuadas para dar solución a dichos problemas y mejorar, dentro de sus posibilidades, la habitabilidad de la ciudad. Ello es importante pues, actualmente, la sociedad es pluricultural y, debido a ello, cada individuo posee una tradición, costumbre, maneras de entender y disfrutar la urbe... de forma distinta y, en mi opinión, es relevante que los arquitectos tengan en cuenta, en la medida de lo posible, estas diferencias para conseguir una convivencia óptima. Aunque, también creo importante el combinar todo ello con la historia de la ciudad debido a que es un factor imprescindible en su imagen, caracterización, forma de entenderla e incluso lo que la hace ser esa ciudad y no otra; su esencia.

Creo que el camino para llevar esto a cabo sería mediante un planteamiento original, genuino; la creación de proyectos innovadores que renueven espacios de la ciudad y, en los que es imprescindible la experimentación, tanto de nuevos materiales como de espacios que conlleven connotaciones distintas a las conocidas, siempre y cuando, se tenga en cuenta la funcionalidad, la confortabilidad y todo tipo de características que juegan un papel importante en un buen proyecto de arquitectura. Y para ello, los arquitectos deben recurrir a su sensibilidad, pues deben ser ellos los que entiendan y trabajen aspectos como tratamientos de luz; texturas y sensaciones que transmiten los diferentes materiales; diversas cualidades de las sombras, etcétera.