El arquitecto, es aquel individuo que se encarga de proyectar espacios que satisfagan las necesidades físicas, psicológicas y espirituales de los seres humanos. Esto incluye, por supuesto, la ordenación del territorio y la concepción de espacios dentro de dicho territorio, donde se pueda desarrollar la vida. También es cierto, que existen otros profesionales como ingenieros, geógrafos con vastos conocimientos en el terreno del urbanismo y, que hasta cierto punto, podrían ser capaces de elaborar un plan de ordenación de una ciudad; sin embargo, creo que solamente el arquitecto es capaz de encontrar el perfecto equilibrio entre las artes y la técnica que permiten concebir de una manera hermosísima ese lugar llamado ciudad.

La ciudad por otro lado es un asentamiento difícil de definir. Probablemente es más sencillo definirla como “lo que no es rural”, puesto que un paisaje agrícola es más identificable que uno de ciudad. Las ciudades, además pueden clasificarse en función de varios parámetros como su superficie, cantidad y densidad de población, funciones económicas, forma, etc.

El arquitecto en el momento actual, en el que apenas pueden construirse obras nuevas, debería encargarse en la medida de lo posible de mejorar la ciudad. Ahora bien, ¿qué mejoras necesita la ciudad? A medida que la ciudad va evolucionando, las patologías de las ciudades van cambiando; si bien en la Edad Media uno de los problemas fundamentales fue el de las epidemias, en la actualidad vemos como cada vez existen menos relaciones sociales y humanas por los avances de los sistemas de comunicación, llámese Whatsapp, Facebook, Twitter y demás. Las personas ya no tienen la necesidad de salir a la calle para comunicarse y relacionarse, pues basta con un dispositivo electrónico para poder contactar con una persona a 100.000 kilómetros, pues está a solo un click. Quizá el arquitecto podría crear entornos dentro de la ciudad donde el urbanita del siglo XXI se relacione, espacios adaptados a esta era tecnológica, a esta nueva mentalidad.