Comentarios de algunos párrafos que me han llamado la atención de la entrevista de Solà-Morales:

“El éxito publicitario de la mayoría de las arquitecturas más famosas es un enemigo”

Es cierto, las personas no relacionadas con la Arquitectura admiran las obras de Calatrava, por ejemplo. Algunos, hasta lo consideran el mejor arquitecto español, a pesar de que me duela oírles.

“El buen urbanismo es una cuestión de quererlo, casi, de alguna manera, de desearlo, y ahora no hay, escasea la imaginación de futuro, no hay tal voluntad. Y sin voluntad no hay deseo y sin deseo no hay calidad.”

                No podemos dar lugar a este pesimismo, tanto estudiantes de arquitectura como arquitectos. Hay que saber sacar lo bueno de cada racha y ver más allá de ésta.

“La gran fuerza de la ciudad es que sigue atrayendo a la gente, y cuanta más, mejor”.

                Esto ocurre en ciudades como Chicago o Nueva York. Sin esa multitud, no serían posibles.

“Nuestro primer elemento de tacto son los pies caminando”.

                Gran verdad, pues un lugar realmente se conoce cuando se pasea, e incluso, cuando se pierde y es capaz de orientarse y llegar a su destino.

“Que me digan que ahora se va a construir una ciudad en Mongolia que consiste en encargar a 60 arquitectos de todo el mundo un edificio a cada uno me parece aberrante. Y eso, desgraciadamente, está pasando.”

                No veo que sea malo. La urbanización Weissenhof, Stuttgart, se hizo así. Mies llamó a los arquitectos más prestigiosos de la época y hoy en día es una de las urbanizaciones con más riqueza arquitectónica.

“Pero ahora son también las medianas y las pequeñas; todos quieren tener un edificio emblemático, y cualquier sentido de urbanidad desaparece”.

                Un edificio no tiene por qué ser emblemático y no tener sentido de urbanidad, ya que si invita al ciudadano, aumentará el uso en cierta zona y se enriquecerá.

“Cuando vas de entrada a una ciudad, ves una serie de adefesios, de desastres, los sitios ya se han cargado; pero a la tercera vez ya no lo ves y empiezas a fijare en otras cosas, y entiendes que la gente viva allí y lo quiera, porque hay muchas lecturas”.

                Exactamente, el arquitecto ha de saber ver esas “lecturas” y buscar el bien de los que van a vivir allí. Mejorarlo sin empezar de cero y dejar a esa gente sin lo endémico que les rodeaba. Estas lecturas  continuadas deben realizarse siempre.