La pregunta que se lanza en el debate es un poco pretenciosa. Creo que las ciudades se crean, se originan y se estructuran basándose en las necesidades de la sociedad que las habita, y esta sociedad puede llegar a tener el suficiente criterio como para tomar decisiones que, en estos momentos, se les atribuyen únicamente a los arquitectos.
Bien es cierto que los conocimientos del arquitecto permiten obtener resultados óptimos en cuanto a las edificaciones que pueden llegar a componer una ciudad, y quizá su trabajo sea muy importante para llegar a crear espacios mejor aprovechados, más funcionales y, en resumen, más efectivos, pero supeditar la creación de una ciudad a que exista la figura de un arquitecto me parece un tanto excesivo.
Las ciudades las hacen las personas, basándose en sus necesidades y hay que tener en cuenta su criterio ya que aunque no parta de un extenso conocimiento de diversas materias teóricas o prácticas, se fundamenta en algo quizá igual de importante, en su experiencia , su intuición y su instinto, criterios que no deberíamos desestimar, ni desechar , sino que se deberían incorporar al trabajo diario de un arquitecto.
Por supuesto que el trabajo del arquitecto es necesario y fundamental, pero no es completamente indispensable, ni una condición sin la cual no existirían las ciudades y no se debería tomar como una individualidad, sino como un acuerdo entre sus conocimientos y las necesidades de la sociedad, como un trabajo conjunto entre su cualificado criterio y el instinto de las personas que habiten esa ciudad.
Quizá la sociedad no sabría la manera de darle forma a sus necesidades sin la ayuda de un arquitecto, pero tampoco el arquitecto debería estar ajeno a lo que la propia sociedad demanda o necesita. Por tanto el arquitecto puede convertirse en el vehículo perfecto para garantizar la consecución de los deseos y (vuelvo a repetir) las necesidades de la comunidad pero en ultima instancia no necesariamente es el artífice de los mismos.