¿Qué ha sido del Urbanismo?

Lo que en principio aparentaba ser un cambio de mentalidad para las ciudades ha acabado siendo un duro golpe en la concepción de ellas.  En los últimos años ha sido sometida a un juicio de valores en que se ha puesto de manifiesto su organización en base a los progresos políticos, económicos, tecnológicos y, como no, arquitectónicos.

La masificación de las ciudades ha sido la causa perdida de las mismas. Construir por construir.  Demoler y volver a edificar. ¿Con algún sentido en concreto? Poco más allá de lo que atendería a las prioridades de unos cuantos…

Casi sin pensarlo, la ciudad se ha condicionado por la manera de los que la habitan, sus actividades, su desarrollo en la urbe, aquello que ha sido más favorable para el ciudadano se ha hecho, pero sin regirse por un criterio general. De esta manera hemos llegado al extremo en que las ideas del Movimiento Moderno de “cantidad por calidad” han quedado un poco en el olvido.

Bajo una “batuta” superior, la arquitectura ha ido modificando la estructura de las ciudades, haciéndose dueña de ella hasta tal punto que su condición urbana es casi inexistente. Poco más hay por hacer en ellas, poco más que inventar, que no sea generar más de lo mismo o modificar. Se ha abusado tanto que difícilmente el urbanista volverá a tomar el control. Y dado que no es el tiempo precisamente quien se adapta a las circunstancias sino las circunstancias al él, es hora de dejar a un lado lo que se entendía por urbanismo y adoptar  el concepto no desde el punto de vista de la innovación sino de la potenciación de lo existente y la disposición ordenada de los objetos que contribuyan al encauzamiento de un crecimiento prolongado y adecuado de lo que hoy se entiende y, al fin y al cabo, es una Ciudad. 

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