Dos modelos de ciudad son las que han surgido a lo largo de los tiempos: las naturales, creadas de modo más o menos espontáneo, y las artificiales, creadas por diseñadores y planificadores.

Al ser creadas por los individuos que la habitan, la ciudad natural presenta una serie de características que son adecuadas para su desarrollo y supervivencia. Pero en cambio, al delegar la organización de un espacio al criterio de una sola persona no se tienen en cuenta todos los factores que hacen posible que una ciudad funcione y a menudo se olvidan aquellos que realmente hacen que  se desarrolle una vida mejor.

¿Pero qué es lo que las diferencia realmente? Hablamos de ciudad natural cuando es retícula y artificial cuando corresponde a la estructura de árbol, cuando los elementos de un conjunto se agrupan porque cooperan o colaboran de alguna manera.

Este sistema artificial a menudo se usaba en las ciudades romanas, algunas de las cuales se crearon a partir de campamentos militares. En la sociedad moderna no existen prácticamente grupos cerrados. La estructura social contemporánea está llena de sobreexposiciones y forman un semiretículo, no un árbol. La falta de complejidad estructural (árbol) está lisiando nuestros conceptos de ciudad. Pero si bien existe una separación de peatones y vehículos, de zonas de diversión de todo lo demás, la ciudad no puede ser un árbol, no puede entenderse como conceptos aislados, pues es un receptáculo de vida y como tal ha de entenderse como un ente común.

Fuente imagen:http://mluzflores.files.wordpress.com/2007/08/ciudad-arbol.jpg