Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Recursos
Coordinadores:
abarca
dacama
La Vaguada de las Llanas cruza toda la península de Santander hasta llegar a la playa del Sardinero. Antiguamente había sido un estuario pantanoso en el que las aguas del riachuelo que le da nombre se encontraban con las del océano Atlántico. Había pequeñas explotaciones agrícolas que convivían con las dunas y los carrizales de un espacio de elevado valor natural. A partir de mediados del siglo XIX, cuando la burguesía castellana y madrileña descubrió el atractivo turístico de la capital cantábrica, se desarrolló a orillas de la playa una ciudad jardín que supuso el soterramiento del tramo final del curso fluvial y la interrupción de la entrada de las mareas al estuario. A principios del siglo XX, la construcción del estadio de fútbol del Sardinero –acompañado recientemente por el Palacio de Deportes de Santander– acabó de romper la conexión geográfica entre el valle y la playa.
La cesión de suelo público derivada de las promociones residenciales de las zonas de Valdenoja y La Pereda, en el lado norte de esta vía rápida, permitió al ayuntamiento hacerse con los terrenos de la vaguada. De repente, su recuperación medioambiental, largamente reclamada por amplios sectores de la población, se convertía en una posibilidad real. Santander tenía la oportunidad irrepetible de contar con un gran pulmón verde que, con los presentes y futuros crecimientos urbanísticos de Cueto y Monte, ocuparía una posición central dentro de la ciudad. Con este objetivo, y paralelamente a una controversia mediática entre el ayuntamiento y el gobierno autonómico de Cantabria acerca de su financiación, se convocó un concurso para construir el Parque Atlántico de la Vaguada de las Llanas.
La obra ejecutada hasta el momento corresponde a la primera de las tres fases en que se divide la recuperación total de la vaguada. Ocupa su tercio oriental, con una superficie de cerca de 30 hectáreas, y queda enmarcado por el campus de la Universidad de Cantabria, al sur, la autovía S-20, al norte, la Bajada del Polio, a poniente, y el Palacio de Deportes de Santander, a levante. Cerca de este edificio se halla el acceso principal, que cuenta con una zona de aparcamiento pavimentada con adoquines agujereados para que crezca el césped entre ellos. También puede accederse desde el campus universitario y desde tres puntos del margen de la autovía, donde se han practicado sendos pasos cebra que conectan el parque con el barrio de Cueto.
impresionante proyecto de recuperación del espacio. El ver el antes y el después del espacio, nos demuestra la gran contribución que ha tenido este proyecto para Santander, en relación a la conexión entre los espacios colindantes al parque, la incorporación de nuevas redes de circulación tanto peatonal como rodada, el espacio tan rico que se crea en esta zona para la universidad, las plazas de aparcamientos.... En definitiva un proyecto que crea de un espacio residual una gran zona multifuncional que contribuye enormemente a la comunidad.
Curiosamente, y por eso lo he subido aquí, estuve este verano de nuevo en Santander y me sorprendió esta nueva intervención, que además de regenerar los bordes del río, conecta dos barrios enormes entre ellos, y también con la zona deportiva en la que se encuentran el Estadio de Fútbol del Sardinero y el Palacio de Deportes de Santander, entre otras muchas cosas
Me interesa mucho este tema de recuperación de espacios deteriorados y marginales. Y me gusta mucho este de Santander que describes, aprovechando la topografía del terreno y dejando que entre los adoquines crezca la hierba, y que la flora autóctona se recupere así como las aves que allí anidan cerca del lago. Un ejemplo más de una demanda ciudadana que se ha materializado, nunca creí que un proyecto así se hiciera realidad en España, lo mismo se debería hacer en Madrid con el Manzanares. gracias por mostrárnoslo.
Gabri, mírate otra entrada mía en la que hablo de un proyecto bastante interesante a orillas del Manzanares, aprovechando el espacio que queda al soterrar una parte de la M-30 y remodelar los límites del río. La continuación de la parte ya ejecutada puede resultar provocar un gran cambio en el estilo de vida de los madrileños que viven en los alrededores del Manzanares.
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