En el artículo Solà-Morales reflexiona sobre varios temas de los que los arquitectos actuales prefieren no hablar. Como él dice el urbanismo es escaso y está escondido. No obstante, no es negativo. El cambio de una ciudad es un proceso lento y no puede valorarse a corto plazo como una novela escrita.
Solà-Morales afirma que hoy día hay voz del pueblo en el urbanismo aunque esta voz sea censurada o no escuchada.
También se reflexiona sobre el concepto de “urbanidad material”. La ciudad son ejes y elementos a gran escala pero también es la textura de un edificio o el material del cual está configurado el pavimento de un espacio.
Es eso lo que Solà-Morales defiende como un buen urbanismo, una concesión entre dos escalas (urbana y objeto).
Para concluir me quedo con una la respuesta de Solà-Morales a la pregunta del periodista.
-El buen urbanismo ¿tiene que transmitir emoción por encima de todo?
-Yo creo que puede hacerlo, y de hecho lo hace.