Durante este curso creo que hemos desarrollado muchas cualidades ocultas que ni siquiera pensábamos que teníamos. La verdad es que ha sido un curso muy duro y sobre todo de mucho trabajo gracias al cual hemos descubierto el mundo de la urbanística, hemos aprendido a saber leer e interpretar un plano, incluso a dibujarlo y trasmitir todo aquello que se quiere.

También hemos aprendido que dibujar con la mano es algo más que hacer sombreados de AutoCAD con un ordenador, que cada línea cuenta e influye decisivamente en lo que se quiere expresar de un dibujo.

Con esta reflexión del curso de urbanismo I quería expresar que todo ello nos ha ayudado a la hora de desarrollar el proyecto final y a saber responder a la cuestión de que puedo yo aportar a la ciudad.

Yo creo que a la ciudad se le puede aportar una visión mucho más concreta, ya que todos vemos la ciudad como calles que albergan cosas, pero nunca pensamos en que la ciudad es conexión, interacción, desde cómo hay que cruzar una calle, hasta como se debe colocar una farola, son cuestiones mínimas pero imprescindibles para entender y saber cómo funciona una ciudad; una vez establecido ya es más fácil aportar usos, funciones y nuevas conexiones a la ciudad.

Yo creo que la relación entre las manzanas, los edificios, los parques, la gente… es lo que de verdad define una ciudad.

Esto es lo que el arquitecto debe aportar o mejor dicho no debe quitar a la ciudad, hay que dotarla de estas reacciones para que realmente sea una verdadera ciudad.